23/4/15

En el Día del Libro





En este día permítanme que les cuente una historia, la historia de Carolina, la historia deMisericordiami novela.
Música… una canción, ese fue el inicio de Misericordia.
La música siempre ha formado parte de mi vida, en muchos aspectos y de muy diferentes formas, con muchos géneros diferentes en distintas etapas de mi vida; la música me ayuda a enamorarme, a soñar; también a llorar y sobre todo a imaginar. La música es parte importante de mi proceso creativo.
Norman Foster dijo “Todo me inspira. A veces me pregunto si veo cosas que otros no ven” y puedo decir con toda seguridad que es mi caso. El inicio de Misericordia fue una canción, más propiamente dicho el título de la canción, porque la canción nada tiene que ver con la historia.
I saved the World today” la canción pertenece al disco Peace del dueto británicoEurythmics, dueto conformado por Annie Lenox y David A. Stewart.
Como dije la canción nada tiene que ver con la historia de Misericordia, pero el título me parecía interesante; pueden traducirlo como gusten “Salvé al mundo hoy” “Hoy salvé al mundo” o como lo traducen muchos “Yo salvé al mundo el día de hoy” como sea la esencia es la misma.
El título me resultaba atractivo, atrayente, aun cuando no sabía de que podría tratarse la historia sentía que tendría que tratarse de un fenómeno natural que pondría a la Humanidad al borde de la extinción, y que sería salvada por un solo individuo. Trillado, si, lo sé, a mi me resultaba interesante.
Aun cuando el personaje principal no tenía ni siquiera nombre sabía que iba a ser, eso no cambió dentro de ninguno de los borradores que hubo de Misericordia; iba a ser una chica huérfana que acababa de salir precisamente del orfanato, e iba a ser diferente a cualquier otra chica de su edad. De hecho lo que no cambió tampoco fue el título de la obra, ese estuvo claro desde el primer día.
El primer borrador era ese; la protagonista salía del orfanato de Nuestra Señora de laMisericordia y llegaba al Centro de la ciudad, justo en el momento que se suscitaba un evento catastrófico. A ella no le interesaba lo que sucedía aunque tenía el poder de solucionarlo, la vida la había tratado tan mal que no pensaba en nadie más que no fuera ella misma.
Esos borradores ni siquiera llegue a escribirlos porque el primero era una copia barata de un viejo capítulo de “La dimensión desconocida” y el segundo algo exactamente igual a un cómic que había leído tiempo atrás. No, no quería algo como eso.
El tercer borrador fue el que me resultó mejor, aún cuando no sabía realmente de que iba ¿Contradictorio? Si, lo sé.
No sé cómo escriban los demás; he visto y leído acerca de tips, consejos y métodos para darme cuenta de que no escribo como los demás.
Aunque siempre tengo una idea clara de hacía donde va la historia que quiero contar, también es cierto que muchas de las veces hay escenas, personajes y situaciones en las que no había pensado, pero que terminan enriquecido la historia, a veces tengo que crear una situación para justificar otra que pienso incluir más adelante.
Lo curioso es que parece que trabajo con el subconsciente más que conscientemente, y no sé por qué.
Hace algún tiempo escribí tres cuentos, en diferentes fechas y sin ninguna relación; solo los escribí por las dos razones primordiales por las que hago la mayoría de las cosas: porque podía y porque quería. Tienen detalles y líneas que en su momento no les vi más sentido que el solo estar en la trama, después escribí una historia que pensé (como siempre) que sería un cuento corto, más empezó a crecer y crecer y llegó el momento en me entusiasmó tanto que se me ocurrió incluir a los personajes de aquellos tres cuentos, y resultó que, aquellas situaciones y líneas argumentales cobraron sentido en la última historia, como si hubieran sido escritas como preámbulo de una historia mayor. Lo mismo pasó con Misericordia.
No sé si es bueno no tener bien definidos todos los eventos, las situaciones, los personajes y su relación entre todos. No sé si está bien trabajar así, pero así lo hago.
Cuando empecé a escribir Misericordia pensaba que no iría más allá de treinta páginas, quizá llegaría a las cincuenta, no tenía idea de su tamaño ya que tenía pensado su inicio y clímax, esté modo cambió bastante a lo largo de la escritura.
En “60 respuestas a las 60 eternas preguntas del escritor novel” de Ariel Rivadeneira, escritor argentino, codirector de Grafein Talleres de Escritura Creativa y Grafein Ediciones, una de ellas habla acerca de cómo evitar el cliché, no hay una fórmula mágica o como quien dice “es casi imposible no caer en el cliché cuando casi todo está dicho” entonces ¿Qué hacer? Simple, contar la misma historia pero diferente, aportar nuevas ideas, nuevas líneas argumentales, un enfoque diferente que haga a la historia nueva, fresca, que sea especial, única.
Esperó que todo aquel que lea Misericordia diga –Eso no me lo esperaba– por mucho que hayan pasado la mitad de la novela diciendo, pensando que ya saben de qué va. Nunca van a saber de qué va, me aseguré de eso.
Y termino atreviéndome a poner a consideración de todos ustedes, un extracto deMisericordia, mi novela hoy, Día del Libro, para picarles las curiosidad y, de ser posible, les mueva el interés para adquirirla en versión PDF, así como también agradezco el que puedan difundir esta información para que llegue a más y más lectores, esperando se muestren interesados en adquirirla.
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