30/5/14

Los pecados del pasado.

La casa estaba en las peores condiciones que pudiera haber, construida cientos de metros bajo la superficie del planeta, junto con otros cientos de casas en las mismas condiciones; en la superficie una poderosa tormenta helada arremetía, inmisericorde, contra las paredes de la montaña que se negaba a caer.

Dentro, un corazón igual de fuerte mantenía su esperanza; solo eso le quedaba.

Su madre hacia lo posible para que la familia se mantuviera en pie, la casa, apenas un cuartucho, proporcionaba un poco de calor y refugio en una época donde la vida como la conocían había desaparecido, la hija menor trataba de ayudar a su madre en los quehaceres del hogar, pero la falta de alimentos y las condiciones en las que vivían mermaban las fuerzas de cualquiera.

Pero él no perdió la esperanza, confiaba en él ¿Qué hermano menor no confiaba en su hermano? Además había sido escogido para una empresa mayor a la que cualquier otro podría haber sido seleccionado; no podía sentirse menos que orgulloso.

Su hermano salvaría a todo el mundo. No sabía cómo, pero lo haría.

Nadie creyó que el Fin del Mundo sucedería en realidad, muchos pensaban en el cambio climático, el calentamiento global y el colapso de la Humanidad como un cuento infantil, algo que jamás podría suceder. Sucedió.

Ahora Tommy miraba por la ventana en espera del regreso de su hermano, y con eso la salvación de toda la Humanidad.

El enorme patio era oscuro a esa hora, lo único que podía ver eran las luces que escapaban por las ventanas de las demás casas, todas igual de tristes y precarias. Pero entonces a lo lejos un punto de luz comenzó a hacerse más y más grande; Tommy supo que era antes de verlo por completo.

No, no estaba equivocado, un auto de llantas gruesas y carrocería color verde, igual al que se llevó a su hermano se detuvo frente a la puerta, de un costado descendieron varios hombres vestidos con uniforme militar, dos de ellos ayudaron a bajar a un tercero y cargándolo, casi arrastrándolo lo llevaron hasta la puerta.

-!Mamá, mamá, está aquí, regresó!- gritaba mientras corría a la puerta; su madre mostró tranquilidad al saber que su hijo mayor regresaba a casa, a su hijo menor lo miró con ternura pero también con cierta tristeza, ella no compartía la esperanza de su pequeño hijo.

El niño abrió la puerta antes de que los soldados tocaran, al abrirla vio el rostro de su hermano, aunque no se parecía nada a como lo recordaba.

Sin esperar invitación los soldados entraron en la casa y dejaron a Mathew en un desbalijado sillón; otro hombre hablaba con la madre de Tommy, estaba serio y aunque su tono de voz era fuerte trataba de hablar en voz baja.

Su madre hizo una reverencia al general y este, levantado la mano sobre su frente como saludan los militares se adentró en la oscuridad, seguido por el resto de los soldados.

En el sillón Mathew descansaba, se veía más viejo que cuando salió cinco días antes, pero a Tommy no le importaba; su hermano había regresado, solo eso importaba.

La madre de ambos se sentó a su lado tomándole las manos. Mathew apenas sintió el tacto de su madre, esbozó una ligera sonrisa y ahí mismo en el sillón cayó dormido.

Tommy tuvo que esperar a que su hermano recuperara fuerzas; dos días enteros, Mathew solo hablaba con su madre, a su hermano menor lo evitaba por completo.

Al final del tercer día Mathew reunió a la familia en el comedor de la casa, ahí estaban todos esperando saber qué era lo que había pasado, qué había hecho Mathew ¿Había salvado a la Humanidad como se lo dijo a su pequeño hermano? ¿Por qué seguían bajo tierra? ¿Cuándo saldrían? Qué había pasado...

-Bueno familia... - dijo con seriedad -Antes que nada quiero decir que me alegro mucho de estar aquí, fueron muchos años de pruebas y estudios, de cometer errores, pero todo fue para salvar a la Humanidad; quiero decir que en ese sentido fue un éxito, pero no sin consecuencias, no sin sacrificios-
-¿De qué hablas?- preguntó Tommy y su hermano lo miró fijamente, entonces empezó el relato, uno que se contaría durante los años venideros.

Cien años después de la caída del Hombre un fantasioso proyecto empezó a gestarse en las mentes más inteligentes y poderosas del Mundo, un proyecto tan ambicioso que la mayoría cooperó para que viera la luz.

Durante meses analizaron decenas de teorías, experimentaron con diversas opciones hasta que dieron con la solución, después trabajaron otros años más en la construcción del aparato para lograr el objetivo.

Viajar por el tiempo.

Doce años después el proyecto vio su fin; habían creado un extraño vehículo que podía viajar al pasado, a una fecha específica y regresar al mismo lugar de partida, lo que demostró que no solo viajaba al pasado sino también al futuro, cuestión importante para el éxito de la misión, solo faltaba encontrar quien viajaría en ella, quién sería el viajero del tiempo.

Después de cientos de entrevistas, después de decenas de pruebas al final solo quedo un hombre, Mathew.

El vehículo era una esfera de metal colocada en un túnel circular, la cual fue impulsada por medio de aire a presión; con esto la esfera fue tomando velocidad en una espiral sin fin obligándola a vibrar por la fuerza centrífuga, electromagnetismo, electroestática, electricidad, todo eso provocó que se abriera un agujero de gusano en el espacio-tiempo, lanzando a la esfera y su viajero a una fecha programada previamente. Mathew no sabía cómo era posible llegar a una fecha específica, pero la esfera podía hacerlo.

Al haber realizado todas las pruebas posibles no había nada más que hacer que ser lanzado al pasado.

Mathew le narró a su familia su llegada al pasado, 1880, cuando se gestaban grandes cambios en la nación, ahí se entrevistó con sus gobernantes, les habló de reciclaje, fomentó el uso de energías renovables, así como una cultura de respeto a la Naturaleza, sus habitantes naturales, sus espacios; mantener el equilibrio. La vida y el futuro de la Humanidad dependía de ello.

Fueron tres años de intensa labor, de convencimiento de masas; se topó con resistencia, no lograron hacer mucho. A mediados del cuarto año Mathew logró un verdadero cambio, consiguió que el Hombre abriera los ojos y entendiera que su vida se iba con el de su mundo.

Regresar no resultó tan fácil, por fortuna hizo amistad con un hombre que empezaba con sus primeras investigaciones en los campos de la física y el electromagnetismo, y resultó ser un apasionado de la vida de Mathew, quien ya era conocido en todo el mundo.

El nombre de aquel hombre era Emmett McFly, su nivel de inteligencia era la de un doctor en física y estaba muy interesado en saber cómo había llegado Mathew hasta ahí; aunque a la mayoría de la gente le ocultó su origen o mejor dicho, su procedencia, no pudo hacerlo con el buen científico; le contó todo.

Mathew llevaba con él una serie de instrucciones y opciones para lograr el regreso a su tiempo, y fue gracias a la ayuda de McFly que pudo hacerlo.

Poco más de un año duraron las pruebas, pero con cada día que pasaba la posibilidad de regresar se concentraba, cinco años después de su llegada Mathew estaba listo para regresar a casa, con su familia, con su hermano menor que jamás había perdido la esperanza en él.

Adaptaron varios tramos de una vieja vía de tren a un túnel de acero, del mismo tamaño que la esfera, está fue impulsada al túnel gracias a la fuerza de un poderoso cañonazo, la fuerza centrífuga, las vibraciones y las energías resultantes lograron que regresara al flujo del tiempo y, con esto, a casa.

-Y así fue como la Humanidad aprendió a vivir y convivir con su mundo, a ser más consciente de lo importante que es usar energías renovables, a reciclar, todo con tal de preservar sus recursos y tener un futuro más cálido y brillante-

Todos guardaron silencio, nadie se atrevía a poner en duda las palabras del hombre que había viajado al pasado para asegurar un mejor futuro.

-Pero... - dijo Tommy rompiendo aquel silencio -Si cambiaste el pasado ¿Por qué seguimos aquí? Todo tendría que haber cambiado, no tendríamos que seguir bajo tierra, el clima debió cambiar, el mundo tendría que ser otro ¡¿Por qué todo sigue igual?!-

Un momento más de silencio. Mathew se levantó de la silla y dando vuelta a la mesa se arrodilló junto a su pequeño hermano. Lo miró con ternura pero también con tristeza, justo como lo había hecho su madre.

-Tommy... dije que hubo que hacer sacrificios- dijo con el tono más paternal que pudo encontrar -Quienes planearon todo esto tenían la misma esperanza que tú, que al cambiar nuestro pasado mejoraría nuestro futuro, pero también consideraron que podría producirse una paradoja-
-¿Paradoja?-
-Entiende esto Tommy y entiéndelo bien, al cambiar nuestro pasado cree otro futuro, uno donde no habrá inundaciones, tornados o tsunamis, nada de olas de calor ni cambios drásticos en el clima, no habrá animales en peligro de extinción, un futuro donde todos vivirán en armonía con la Tierra hasta que la misma Naturaleza dicte que debe terminar.

Si Tommy, salve el futuro de la Humanidad, y el sacrificio fue que nosotros tendremos que seguir pagando por los pecados de nuestro pasado-

Tommy guardó silencio, miró a su hermano con la misma tristeza que todos tenían en el rostro, abrió los brazos y lo estrechó fuertemente, no había nada más que decir.


Su hermano había salvado a la Humanidad, solo eso importaba.