6/12/09

Amante hambrienta

Empezó como una simple mancha negra en la pared, nada especial, Dante intento limpiarla como cualquier otra mancha, más el jabón no sirvió de nada, así que la dejo en paz, no le molestaba en realidad esa mancha en la pared de su sala, detrás del sillón, pero a medida que los días pasaban la mancha empezó a hacerse más grande, más evidente, lo curioso era que empezó a adoptar extrañas formas, líneas torneadas como si fueran las sombras de una enorme planta que adornaban su sala, de alguna manera se veía bien y, como lo pensó, no le molestaba mucho en realidad…

Aquellos que iba a visitarlo lo elogiaban, le decían que era una buena idea, que su sala se veía muy bien, Dante se sentía bien, le agradaba lo que le decían, sonreía abiertamente y sus ojos marrón se iluminaban, aunque a nadie le dijo la manera en que la mancha apareció, ni como se iba haciendo cada vez más grande, además, otras cosas extrañas acontecían a su alrededor, su vida estaba cambiando, su trabajo estaba mejor que nunca, había sido ascendido y las retribuciones económicas se emparentaban junto con su éxito, golpe tras golpe de suerte le llegaban, así como las nuevas amistades que empezaba a hacer le daban un futuro más prospero, todo desde que la mancha apareció en la pared de su sala, detrás del sillón…

La mancha, después de muchos días ya abarcaba por completo la enorme pared de su sala, entonces empezó a preocuparle la naturaleza de la mancha la cual, apareció días después en el piso debajo del sillón, y así durante días, semanas, al cabo de un mes la mancha ya dibujaba en las paredes y en el piso formas vegetales, ramas, hojas largas coronadas con flores y puntas, y siguió su camino por las paredes aledañas, el pasillo que daba a la entrada principal, la puerta, la cocina y las escaleras rumbo a la recamara, Dante empezó a sentir miedo…

Durante las noches dormía inquieto, soñaba que la mancha crecía y crecía hasta cubrir todo su casa, incluyéndolo a él, despertaba sudando y exaltado, asustado, y su miedo se empezó a hacer más grande, a medida que la mancha creía más y más…

Una noche Dante escucho algo parecido a un crujido, primero solo se levanto, afinado el oído, ahí estaba otra vez pero menos fuerte, se sentó en la cama y sintió el frío en sus pies, y no solo eso, se sentía húmedo, intento encender la luz de la lámpara del buró y no encendió, finalmente, al escuchar nuevamente el ruido se levanto, avanzo hacía la puerta y puso el oído contra ella, ahí estaba otra vez, más quedo, más lejano, pero ahí estaba, abrió la puerta y sintió algo que corrió por entre sus pies, brinco asustado y regreso a la cama, dejando la puerta abierta, sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad, más no podía distinguir algo en concreto, la luz que alumbraba el pasillo, que venía del alumbrado publico que se colaba por una ventana solo le devolvía la pared adornada con las líneas y formas de la que, alguna vez, fue una mancha negra en la pared de su sala…

Estuvo despierto hasta que la mañana llego, entonces vio que las formas habían penetrado ya su cuarto, todo el enorme cuarto había sido invadido, de pared a pared y de techo a piso, pensó que era la falta de sueño, el asombro por lo que sucedió en la noche, el miedo que sentía, pero le pareció que las formas se movían, que latían, que respiraban, un sentimiento fugaz que se desvaneció cuando decidió levantarse y salir de la cama, y no solo eso, vistiéndose y echándose la primera chamarra que encontró salio a la calle sin siquiera voltear a mirar a la sala, no quería saber nada, así que, sin un rumbo predeterminado avanzo por la calle hasta perderse en una esquina, solo deseaba salir y alejarse…

Pero… tarde o temprano tenía que regresar…

Cuando entro a su casa un enorme miedo lo ataco, no por lo que veía, lo cual ya no era extraño (por extraño que fuera) era algo en el ambiente, en el aire, cerro la puerta tras de si y se encamino por el pasillo hasta llegar a la sala, ahí vio que en el lugar donde la mancha nació había algo que podría ser una enorme flor de pétalos negros, enorme, hermosa, pero que al mismo tiempo influía temor… horror…

Quería huir, alejarse lo más lejos posible, pero algo (ese algo que sentía en el aire) lo obligaba a estar ahí, contemplando esa extraña y hermosa flor de pétalos negros, como si su voluntad no le perteneciera avanzo hacía ella, la toco y sintió en sus dedos el relieve del pétalo, como si de una flor real se tratará, lo que lo llevo al horror fue cuando esta respondió a su caricia, se movió lento, susurrando, despidiendo un extraño aroma que lo embriagaba, que lo tranquilizaba, cerro los ojos y se dejo llevar por el aroma, por el extraño susurro que escuchaba del interior de la enorme flor pintada en la pared, y el susurro se volvió un canto, una tierna voz que le hablaba, y el tono de voz le pareció el más dulce que había escuchado, la voz que escucho en el canto solo susurraba una palabra…

-Aliméntame… -

Se asusto, no por lo que dijo, no porque lo dijera, sino porque no sabía como alimentarla, en medio de esta extraña situación no sintió nada que no fuera la imperiosa necesidad de alimentar a esa extraña… cosa en la pared, entonces tuvo una idea (bueno, él creyó que fue suya, aunque no sabía que no había sido así) llego hasta el baño desvistiéndose en el camino, dejando regada la ropa por el pasillo, abrió la regadera y se metió, se baño por completo pero no advirtió que, entre el agua que golpeaba su espalda, sus cabellos, todo su cuerpo, se entremezclaba algo de aquella sustancia que alguna vez fue una mancha en la pared de su sala, como si fuera tinta, termino de bañarse y secándose se vistió con el mejor traje que tenía, y salió nuevamente a la calle…

Llego hasta uno de los antros que había conocido, gracias a su nueva posición y las nuevas amistades que había hecho lo había visitado anteriormente, llego hasta la barra y ordeno cualquier cosa, se mantenía tranquilo, aunque sus ojos miraban de un lado a otros los rostros de los asistentes, grupo de jóvenes con buenas ropas que bebían sin parar, riendo escandalosamente, mientras que algunas chicas reían por lo bajo y otras más bailaban en la pista, muy juntas, en una danza pseudo-erótica estimulada quizá, por el alcohol y el ambiente, por el momento…

No paso mucho tiempo para que alguien se fijara en él, una mujer, no una de aquellas chicas con aire de colegiala que beben solo para estar en ambiente, no, ella era una mujer en toda la extensión de la palabra, alta, delgada, cabello castaño y un tono de piel color canela, ojos negros y profundos, rostro afilado y unos pequeños labios de un rojo encendido, vestía un hermoso vestido de noche negro y largo, parecía que estaba fuera de lugar, aquel antro de luces de neón no parecía el lugar adecuado para una mujer como ella, y menos se creería que una mujer como ella se fijara en Dante, pero así sucedió, lo miraba desde su mesa, hacía comentarios con sus acompañantes, otras mujeres igual de bellas que ella, pero ella sobresalía por encima de las otras, algo se dijeron, rieron, sucedió entonces que se levanto, tomo su pequeño bolso más parecido a una cartera y avanzo con paso firme hasta Dante…

-Hola- dijo ella tomando asiento junto a él en la barra.
-Hola- respondió y dio un sorbo a su bebida.
-¿Me invitas un trago?-
-Los que gustes… -

Así dio inicio la plática, Esperanza llevaba por nombre, cruzaba la pierna sobre la otra dejando ver sus torneados muslos y al final de la pierna derecha una pequeña y delgada (por no decir fina) tobillera de plata en el tobillo, la platica derivo en trivialidades, el trabajo, la familia, los amigos, el lugar, a medida que pasaban los minutos se sentían, ambos, en confianza, pero por dentro Dante ardía, no por desear a Esperanza, no por la idea de una noche de copas que culminara en una noche de sexo, no, ardía por aquello que había dejado en casa, por aquella voz que le hablo, que le dijo -Aliméntame… - eso lo hacía arder, así que, pasada la hora Dante invito a Esperanza a salir de aquel lugar, era más que obvio que ella buscaba algo rápido y fácil, sin compromisos ni nada por el estilo, obviamente dijo que si…

La llevo sin prisa hasta su casa, al traspasar la puerta ella se volvió a Dante y lo beso con pasión, entrelazando sus dedos en su cabello, Dante acariciaba su cuerpo, su pierna que se elevaba hasta su cintura, la sostuvo por el muslo y girando siguieron besándose y abrazándose, cuando llegaron hasta la sala Esperanza se quedo maravillada, las formas en las paredes, el techo y el piso le parecieron hermosas…

-No me dijiste que pintabas-
-Fue un intento de decoración-
-Se ve hermoso-
-Gracias, pero no tanto como tu… -

Y siguieron besándose hasta llegar a la recamara, la ropa se había quedo en la ruta de las escaleras y al llegar a la recamara Esperanza arrojo a Dante sobre la cama, se abalanzó sobre él besando y mordiendo su pecho, finalmente ambos quedaron desnudos y Dante acaricio el cuerpo de Esperanza por completo, los senos, la espalda, el cuello y su cabello, montado sobre él Esperanza se movía rítmicamente a medida que la excitación aumentaba, Dante se entregaba a esta pasión, a este desenfreno, pero en su mente seguía golpeándolo aquella palabra
-Aliméntame… -
y en su mente dijo -Aquí esta… -

La enorme forma sobre su cama cobro vida, se estremeció y grandes lenguas negras descendieron del techo sujetando a Esperanza por el cuello, los brazos y la cintura, y la arrancaron de Dante, ella intento gritar pero la presión en su cuello era tal que esta simple acción fue imposible, Dante era presa de un inmenso horror, Esperanza fue elevada algunos metros y lanzada con fuerza fuera del cuarto, se golpeo estrepitosamente en la pared del pasillo y quedo conmocionada, más eso aun no acababa, las formas en la pared del pasillo de igual manera cobraron vida y levantaron a Esperanza, la fueron llevando por la pared hasta las escaleras y ahí en descenso hasta la sala, Dante petrificado en la cama solo escuchaba y su mente creaba las imágenes por si solas, aunque más parecía que las estaba viendo en vivo, veía a Esperanza siendo arrastrada hasta la sala por las paredes y después por el piso, la vio siendo elevada en el aire frente a la enorme (y hermosa) flor negra pintada en la pared, y de pronto su vista se nublo, cerro los ojos con fuerza y solo escucho algo parecido a aquel crujido, pero amplificado diez veces, escucho el grito de horror de Esperanza, escucho golpes contra la pared y algo parecido a un rugido, después, todo fue calma…

Dante tardo mucho para ponerse de pie, primero, no sabía si podía, después, no sabía si quería, cuando por fin se decidió avanzo hasta el pasillo y descendió las escaleras, vio las ropas de Esperanza en los escalones, junto con la de él, con miedo llego hasta la sala, la enorme flor estaba inmóvil, todo estaba en silencio, si algo había pasado en esa sala (y vaya que lo sabía) no había ningún rastro, el único rastro evidente quizá era la pequeña tobillera que brillaba en el suelo, justo enfrente de la flor pintada en la pared…

La palabra horror era insignificante para describir lo que Dante sentía, desnudo, a mitad de la sala, paralizado, temblando, no acertaba que hacer, como reaccionar, entonces sucedió una vez más, escucho una extraña melodía, un canto que nacía de aquella maldita (pero hermosa) flor pintada en la pared, y una vez más no pudo evitar el acercarse a ella, colocar el oído contra los pétalos y escuchar, ahora el canto no decía aquella palabra que lo atormento hace tan solo unas cuantas horas, no, ahora el canto le susurraba -Gracias… - y el ambiente se lleno de ese perfume que lo adormecía, que lo envolvía llevándolo a la tranquilidad y a la calma…

Despertó en el piso de la sala, desnudo, le dolía todo el cuerpo, era tarde y sabía que ya no llegaría al despacho de abogados donde trabajaba, llego hasta el teléfono y marco, del otro lado de la línea le respondió Martha, la recepcionista, Dante le mintió acerca del porque no llego al trabajo, pero la respuesta de Martha lo tomo por sorpresa…

-No te preocupes, el Sr. Arriaga lo noto y comento que si te reportabas te dijera que no había problema, que los asuntos del despacho que llevas pueden esperar y, que si era necesario, te tomaras los días que fueran pertinentes-

El Sr. Arriaga era un hombre duro al ser la cabeza del despacho, poco amable y colérico, varios de los pasantes, practicantes y abogados ya recibidos y con carrera y experiencia habían sido rechazados o, en el peor de los casos despedidos por la más minima excusa, al Sr. Ramón Arriaga una falta como la que acababa de cometer era, mínimo, una amenaza de que la plaza estaba en riesgo, pero ahora… eso era extraño, así que, sin más que hacer recogió su ropa junto con la de Esperanza, su cartera y demás cosas, la separo y la metió en una bolsa negra para la basura, pero le llamo la atención la cartera, no sabía de ella más allá de lo que le contó en el antro, su nombre, su trabajo de Consultora Financiera y otras trivialidades…

Encontró su identificación, su nombre no era Esperanza, era Alicia, un recibo de pago de una cadena de tiendas departamentales a nombre de ella, un teléfono celular con varias llamadas perdidas de un mismo numero pero, al estar en modo silencioso no lo escucho, un juego de llaves con un osito de llavero y papeles varios, una tarjeta de nomina de un banco y una pequeña libreta de teléfonos, saco una foto doblada por la mitad y entonces Dante sintió que el alma se le estremeció…

Era ella, Esperanza… no, Alicia, estaba sentada sobre las piernas de un hombre un poco mayor que ella, el lugar parecía un salón de fiestas infantiles por la decoración detrás de ellos y, junto a la pareja estaba un niño de unos siete u ocho años, los ojos y la sonrisa eran de ella, y la nariz se asemejaba mucho a la del hombre… era su esposo, y era su hijo, no había duda…

Por la identificación se entero que precisamente la noche anterior había sido su cumpleaños, era más que obvio que había ido a celebrar con sus amigas al antro buscando, quizá, una aventura para salir de la monotonía de la vida diaria, el estomago le dio un vuelco, sintió un sudor frío en la espalda y las piernas no soportaron su peso, cayo de rodillas viendo la foto… y así estuvo durante mucho, mucho tiempo…

Perdió el apetito, no tuvo ganas de ver la televisión, ni escuchar música, incluso no tuvo ganas de vestirse, desnudo sobre la cama paso dos días con sus noches, dormía en posición fetal abrazándose a si mismo, despertaba a mitad de la madrugada y con terror miraba el techo y hacia la puerta abierta, el pasillo lucía quieto, sin ningún ruido, para la tercera noche el cuerpo empezó a exigir comida, sin ganas se levanto y llego hasta la cocina, tomo lo primero que encontró, jamón, un poco de arroz y para beber, abrió el bote de leche y bebió directamente del envase, regreso a la cama y volvió a adoptar su posición y se quedo… profundamente dormido…

Entonces tuvo un sueño…

Se miraba a si mismo, desnudo, flotando boca arriba, con los pies juntos y las manos extendidas, como una versión flotante de una crucifixión, no había nada más que él en un inmenso e infinito vacío blanco, entonces, a sus oídos llego el sonido de risas, y encima de él aparecieron varias mujeres, rubias, trigueñas, pelirrojas, lo rodeaban, lo acariciaban y besaban al mismo tiempo el cuello, los labios, todo él era estimulado por estas mujeres que flotaban a su alrededor, estaba siendo llevado hasta los limites del placer de una manera que nunca había sentido, hasta que apareció una más, morena, con una enorme cabellera negra y ojos profundos, se coloco sobre Dante y le hizo el amor como jamás nadie se lo había hecho, mientras que las otras mujeres no dejaban de participar…

Dante exploto en un intenso orgasmo, sintió la sangre recorrer todo su cuerpo y sus manos se tensaron sobre los muslos de la amante quien, hambrienta, besaba y mordía la piel de Dante, las otras mujeres desaparecieron de escena y solo quedo Dante flotando, descansando del poderoso orgasmo que había tenido, su amante lo miraba, apoyándose en el pecho de él, sus labios se entreabrieron y una sola palabra salio de ellos, esa palabra
-Aliméntame… -

Dante despertó boca arriba sudando y lo que vio volvió a inundarlo de terror, las mismas lenguas que arrastraron a Alicia se elevaban y adoptaban su sitio en la bizarra pintura en el techo, ya no soporto más, se puso cualquier cosa y dando grandes zancadas llego hasta la sala y se planto de frente a la enorme flor negra pintada en la pared…

-¡Eres una maldita!- grito tan fuerte como pudo y tomando el florero de la mesa de centro lo lanzo contra la pared, este se hizo pedazos y las flores cayeron sobre el sillón…
-¡¿En verdad crees que volveré a hacer eso?! Ni lo creas, jamás volverás a tener a alguien más-
Y volvió a escucharla, suave -Aliméntame… -
-¡Jamás!-
-¡¡Aliméntame!! – rugió la enorme mancha semejante a una flor en la pared de su sala, toda la habitación se estremeció y los cuadros colgados en las paredes cayeron la suelo… y reino el silencio, Dante respiraba lento, como si su sangre hubiera sido congelada así como sus piernas, estuvo viendo la mancha durante varios minutos hasta que, sin decir palabra alguna… dio media vuelta y regreso a la cama…

Por la mañana tomo la bolsa con la ropa y los efectos personales de Alicia y salió, poco antes de llegar al despacho dejo la bolsa en una esquina donde los vecinos del lugar la dejaban para que el servicio de limpia la recogiera, y llego al despacho como si nada, muchos le preguntaban el porque de su ausencia, dijo cualquier cosa, mentiras, estuvo tranquilo en la oficina checando pendientes hasta la llegada del Sr. Arriaga quien, aun no acababa de llegar al despacho cuando ya estaba llamando a Dante para que lo acompañara a su oficina…

-Sr. Dante, usted más que nadie sabe que en esta oficina no se toleran este tipo de ausencias, más debido a su historial en este despacho he tomado la decisión de pasarla por alto, solo espero, por el bien suyo más que el del despacho que estas ausencias no vuelvan a repetirse-
-Estoy enterado Sr. Arriaga, no volverá a ocurrir-

El día trascurrió normal en lo que cabe para los demás, pero no para Dante, en su mente se repetía una y otra vez lo que escucho en la sala de su casa, no podía sacarlo de su cabeza, así termino el día y regreso a su casa más por necesidad que por el deseo de estar ahí…

Al entrar no había ningún sonido perceptible, aun cuando afuera el ruido de una gran ciudad no deja duda alguna que algo sucedía en el mundo, pero no en su casa, no, ahí solo silencio era lo que reinaba, paso de largo la sala, llegó hasta la cocina y al abrir el refrigerador un olor a comida descompuesta inundo toda la habitación, Dante tuvo que cubrirse la boca y la nariz para no vomitar ahí mismo, como pudo vacío el refrigerador y llegando hasta la sala tomo el teléfono, marco el numero de una pizzería cercana y empezó a dar sus generales y lo que deseaba ordenar, pero no podía apartar la mirada de la macabra forma pintada en la pared de la sala, entonces… una idea cruzo por su mente, termino de dar los últimos datos y ya solo quedaba esperar a que la pizza llegará…

Subió a su recamara y se quito los zapatos, se quito el traje poniéndose una playera, una sudadera y unos pants, se calzo unos tenis cómodos y así bajo a la cocina a terminar de limpiar, se sobresalto cuando sonó el timbre de la puerta y algo parecido a un siseo recorrió el aire, una vez más esa palabra golpeaba sus sienes, las manos empezaron a temblar y a sudar frío, se dirigió a la puerta y entreabrió, vio a un chico de unos diecisiete años con el uniforme de la pizzería sosteniendo la maleta térmica donde cargan las pizzas…

-Su pedido señor- dijo, Dante abrió la puerta y tomo la caja de cartón con la pizza…
-Gracias- y como una descarga eléctrica una sensación lo recorrió, una idea, la idea que tuvo cuando llamo a la pizzería…
-Ven, pasa, tengo la cartera en la sala- y abrió por completo la puerta, el chico dudo, pero sabiendo que tenía que llevar el importe decidió entrar…

Dante lo llevo hasta la sala mientras hacía como que buscaba la cartera, el chico esperaba viendo la decoración sin decir nada, Dante termino la pantomima de buscar la cartera y se volvió al chico…

-Espera, debe estar arriba, no tardo- y se encamino a las escaleras, subió a la planta alta y al llegar a su recamara volvió a escuchar aquel crujido, el mismo que escuchara hace varias noches, escucho el grito de horror del chico, escucho los golpes contra la pared y, una vez más, algo parecido a un rugido…

Dante cayó de rodillas en la cama y se cubrió fuertemente los oídos, no quería saber nada, no quería escuchar nada, no duro mucho su tormento, el silencio volvió a reinar en su casa, más no el fuerte latido de su corazón…

Pero aun no acababa, en un instante recordó al chico, recordó que había sido enviado a su dirección, sabía que si lo buscaban al primer lugar al que irían sería su casa, entonces el miedo lo envolvió, en estado de shock bajo rápidamente las escaleras y llego hasta la puerta, afuera estaba estacionada la motocicleta de reparto, la levanto y la metió a su casa, la llevo hasta la parte trasera donde tenía un pequeño patio y sacando herramienta desarmó por completo la motocicleta, envolvió algunas partes en papel, otras las puso en sacos, otras las doblo para poder meterlas en botes y bolsas para basura, otras más simplemente las hizo pedazos (las que podía) el motor quedo de una pieza y lo único que se le ocurrió hacer fue echarle una manta vieja para ocultarla, regreso a la sala y encontró que ningún objeto había sido movido de su lugar, no había rastros de la ropa o cualquier otra cosa del repartidor, entonces, como si hubiera estado en trance la realidad lo golpeo, se llevo las manos al rostro y cayendo una vez más de rodillas se hundió en un largo lamento, lamento su suerte, maldijo su vida y la de esa cosa en su pared, y deseo tener la fuerza de voluntad para poder deshacerse de ella…

Desaliñado, sin ganas de nada llego hasta el despacho, esperaba el reclamo y la llamada de atención del Sr. Arriaga en cuanto lo viera, pero al abrirse las puertas del ascensor el despacho era un torbellino, gente yendo y viniendo de un lado a otro con papeles en las manos, el ambiente estaba cargado de un aire de adrenalina mucho mayor que lo normal, cuando Martha paso frente a él la tomo por el brazo e hizo que lo mirara…

-¿Qué sucede?-
-¿No te has enterado? Falleció el Sr. Arriaga, anoche, un infarto, el despacho esta como loco, han llegado de la oficina central de Nueva York y de Atlanta, tal parece que hay algo más en todo esto, no se decirte, estos tipos han llegado con el testamento del Sr. Arriaga, no se que dice, pero parece que es importante-

Dante soltó el brazo de Martha y siguió con su camino, era asombrosa la noticia que acababa de recibir, avanzo por el pasillo hasta su oficina y apenas coloco el portafolios en el suelo entraron dos sujetos vestidos con unos trajes tan caros que Dante sabía que él no podría pagarlos, uno de ellos era el Sr. Beckham, dueño de la firma, con sede en la Ciudad de Nueva York, un hombre grande y robusto, de cara cuadrada, ojos fieros y vacíos, cabello corto y canoso y unas enormes manos llenas de arrugas, sostenía su peso en un bastón delgado con la mano izquierda mientras que la otra la posaba sobre esta, a su lado estaba Jack, mano derecha del Sr. Beckham, delgado, tez blanca y cabello rubio, su rostro afilado y su mirada fija le daba la apariencia de una águila a punto de dejarse caer en picada contra una presa, así se sintió Dante al ver entrar a estos sujetos…

-Buenos días Dante- lo saludo Jack en un perfecto español…
-Bueno días Jack, Sr. Beckham… - e hizo una reverencia, los conocía perfectamente, en el viaje que realizo a Nueva York y gracias a la ayuda de Jack fue que se entrevisto con el Sr. Beckham, obteniendo el trabajo de abogado consultor en el despacho…
-¿Sabes lo que ha ocurrido?-
-Lo se- respondió y el Sr. Beckham, que no hablaba español, se dirigió a Jack y le dijo algo al oído, Jack asintió y se volvió a Dante…
-Hay asuntos muy importantes que atender en estos momentos, hay una crisis aquí, no por la muerte del Sr. Arriaga, sino por el hecho de haberlo encontrado en la despacho de su casa con su testamento en la mano, es de eso de lo que hay que hablar-
-¿Y en que puedo ayudar?-
-Ven Dante, acompáñanos, hay mucho de que hablar-

Y vaya que hablaron, Dante se congelo en el asiento de la sala de juntas cuando se le comunico que el Sr. Arriaga lo había dejado como heredero universal de todo cuanto poseía, el Sr. Arriaga había sido un hombre exagerado en cuanto al trabajo, y gracias a esto no formo una familia, además, gracias a su hermetismo no se le conocía familia, esto era importante, sobre todo porque el Sr. Arriaga era accionista del despacho, por lo cual, ahora Dante era también…

¿Es que acaso la vida le sonreía? ¿Es que acaso había tenido un golpe de suerte? ¿Es que acaso el Viejo de Hierro (como llamaban en el despacho al Sr. Arriaga) de alguna manera se había encariñado con él al punto de quererlo como un hijo? ¿Era este el motivo por el que le soporto algunas faltas menores, mientras que con otros no? No, Dante sabía que no era por nada de esto, lo sabía, lo sentía, desde que apareció su vida cambio, sabía y sentía que era por ella, por esa maldita cosa en la sala de su casa, recibió un nuevo estilo de vida, si… pero a un costo muy alto…

Precio que, durante mucho tiempo dejo de pagar…

Pasó un mes y no volvió a escuchar esa maldita palabra, ni ruidos por la noche, ni sueños eróticos, un mes de tranquilidad, de buena vida, de nuevas alianzas y nuevas amistades, ahora se movía en un nuevo círculo, había tenido muchas aventuras y no había sucedido nada fuera de lo normal, al ser accionista del despacho su trabajo se redujo a ser simplemente un espectador de los acontecimientos, un consultor senior para los de nuevo ingreso y tenía voz y voto dentro de la firma, no había manera de que su tranquilidad se viera invadida…

Más si esperaba que su tranquilidad durara, eso no iba a ser posible…

Aun con su nueva posición y su nuevo poder adquisitivo no había podido abandonar su casa, al llegar una noche, después de haber pasado el fin de semana en Nueva York con Jack, un hombre en compañía de dos oficiales de policía esperaban fuera de su casa…

-¿El Sr. Dante Ortega?- dijo el hombre…
-Si ¿Qué sucede?-
-Hay algo de lo que necesito hablar con usted-
-¿Y usted quien es?-
-Agente Ramírez de la Agencia Federal de Investigación-
-¿Y en que le puedo ayudar agente?-
-Investigamos la desaparición de un joven hace un mes, era repartidor de una pizzería local, el ultimo domicilio al que se sabe acudió fue el suyo ¿Sabe de que le estoy hablando?-A Dante se le paralizo la sangre, empezó a ponerse nervioso, pero tenía que mantener la calma…
-Si, lo recuerdo, vino, le pague y se fue-
-¿Así fue?-
-Si, así fue ¿Por qué lo duda?-
-Tenemos testigos que afirman que lo escucharon llegar en su motocicleta, pero no irse-
-Quizá camino hasta la esquina, no lo se-
-No vuelva a salir del país Sr. Ortega, aun hay mucho por esclarecer y necesitare entrevistarme nuevamente con usted-
-No tengo nada que ocultar, si me necesita llámeme- y del bolsillo de su saco extrajo una tarjeta, se la entrego al agente y dando las buenas noches entro en su casa…

Los oficiales y el agente entraron en el auto que estaba estacionado cerca de ahí, uno de los oficiales tomo asiento junto al conductor, el otro detrás y el agente Ramírez al volante…

-¿Qué piensa comandante?- pregunto el que estaba a su lado…
-¿Cree que sepa algo?- completo el segundo oficial…
-Es más que obvio- respondió el comandante Ramírez, un hombre bajo de estatura y cabeza cuadrada, el típico esteriotipo de las películas mexicanas de narcotraficantes, bigote abundante y cabello corto y rizado, tez morena y manos grandes…
-¿Y por qué lo asegura comandante?- pregunto uno de los oficiales mientras que el comandante encendía un cigarro…
-Él mismo me lo dio a entender, cualquier otra persona habría dicho “Si, claro, aquí estaré” pero él no, él dijo “No tengo nada que ocultar” tal pareciera que esta diciendo lo contrario al decir que no tiene nada que ocultar, habrá que tenerlo vigilado, ya vendré a hacerle otra visita después, ahora ya sabe que esta en la mira… -

El comandante encendió el motor y se alejaron bajo la mirada atenta de Dante quien los observaba desde dentro de su casa, oculto tras las cortinas…

Se dejo caer en el sillón frente a la enorme flor pintada en la pared, entendía lo que estaba sucediendo, sabía lo que estaba en riesgo, sabía que cualquier paso en falso sería excusa para que lo investigaran más a fondo, descubriendo al final la terrible verdad, el destino cruel que sufrieron Alicia y el joven repartidor de pizzas, que hacer y como hacerlo eran las preguntas que lo atacaban en ese momento, entonces lo medito, pensó fríamente y entendió que, si no volvía a… a… alimentar a esa… cosa, nada sucedería, y él estaría fuera de cualquier sospecha…

Lo que no sabía era que todo lo que estaba obteniendo no era gratis…

Dante soñó de nuevo, más no era el mismo sueño que tuvo, nada de chicas desnudas besándolo y acariciándolo, nada de sexo y orgasmos explosivos, nada parecido al ambiente lleno de luz, no, se soñó encadenado en una celda sin ventanas, amordazado, arrodillado con las manos en la espalda, desnudo, golpeado, sangrando, el sudor emanaba de su frente y caía en sus ojos haciéndolos arder, frente a él solo había una derruida puerta de madera gastada, detrás de ella solo escuchaba lamentos, algo parecido a carretas siendo arrastradas y el sonido inconfundible de un látigo siendo azotado, entonces escucho que se corría la cerradura de la puerta y apareció ella, la misma mujer con quien terminara su sesión de sexo el sueño anterior, ataviada únicamente con una larga tunica blanca, poso sus profundos ojos negros en Dante, abrió los labios y -Aliméntame… - fue lo que dijo…

Dante negó con la cabeza, sabía que no podía hacerlo, sabía que no debía hacerlo, había mucho en juego, su posición, su prestigio, su seguridad y sobre todo, su libertad…

-¿En verdad crees que eres libres?… - dijo esa mujer, era la primera vez que la escuchaba decir otra cosa que no fuera esa maldita palabra…
-Tu no tienes nada, ni posición, ni prestigio, ni seguridad, tu vida, tus sueños, tu mente y tu alma me pertenecen, y harás lo que yo te mande, puesto que mi voluntad te domina, eres mío… -

Cuando la mañana llego Dante estaba despierto, sentado en la cama veía sus manos y en sus mejillas sentía el llanto de toda la noche, con temor noto que lo que había pasado no había sido solo un sueño, puesto que en sus muñecas se apreciaban las marcas que las cadenas habían dejado en ellas, se baño en silencio y en silencio se vistió, salió de casa sin mirar hacia la sala y deambulo en silencio por las calles, tal era su sensación de abandono y soledad que no se percató que era seguido de cerca…

Sin saber como llego hasta aquel antro en la Zona Rosa, en la calle de Florencia, Iberia’S se llamaba, llego hasta la entrada y, siendo conocido ya del lugar no le costo mucho trabajo el entrar, hasta ahí llego el comandante Ramírez quien era el que lo estaba siguiendo, llego hasta la entrada y sacando su placa el cadenero lo dejo pasar sin protestar siquiera, dentro del antro se sentó unos metros alejado de Dante mientras que él bebía tranquilamente aunque absorto, el comandante lo observaba detenidamente, buscando alguna señal de su culpabilidad, señal que caería como dicen, de un ángel de cielo…

Y eso era lo que se aproximo a Dante, un ángel bajado del cielo, una mujer de largas y torneadas piernas, falda corta negra, una blusa escotada y cabello corto, entablo conversación con Dante como en su momento lo hiciera Alicia, cruzaron varias palabras y después de un rato Dante se reía a carcajadas, no paso mucho tiempo para que Dante saliera en compañía de ella, al pasar junto al comandante alcanzo a escuchar que Dante comento -… y en la sala de mi casa hay algo que quiero que veas… - saliendo abordaron un taxi y, sabiendo el comandante a donde se dirigía abordo un segundo taxi siguiéndolos de cerca…

El taxi se estaciono fuera de la casa de Dante, abrió la puerta y entraron juntos mientras que el comandante descendía algunos metros atrás, dentro, Dante le mostraba a Celia la decoración de su sala…

-Que padre se ve-
-Gracias-
-Se ve muy bien, te ha de haber llevado mucho tiempo el pintar todo eso-
-No tanto como piensas, algunos días con sus noches-
-Apuesto que a todas las que traes a tu casa se quedan maravilladas por este arte-
-¡Vamos! No son tantas como piensas… -
-¿No? ¿Alicia no se quedo maravillada de igual manera?- y Dante sintió que un sudor frío recorría su espalda…
-¿Cómo dijiste?-
-Si, Alicia, mi amiga con la que saliste hace unos meses- y la mirada de Celia se centro en solo ojos de Dante…
-No se de que hablas-
-Vamos, varias noches estuve esperado a que regresaras, porque tú eres la ultima persona que la vio… con vida, si no es que ella esta… -
-Te repito que no se de hablas, no conozco a ninguna Alicia-
-Pero yo si te reconozco Dante, no olvidare como Alicia te miro, tampoco olvido lo que ella dijo, la enorme atracción que sintió por ti esa noche, la noche de su cumpleaños, cuando no regreso al trabajo pensamos que simplemente había decidido faltar, que la noche había sido intensa y que estaba cansada, pero cuando llame a su casa para saber los detalles su esposo me dijo que no había regresado, él y su hijo sufrieron mucho al no saber nada de ella, solo yo y las otras chicas sabíamos la verdad, pero no se lo podíamos decir a su esposo, eso terminaría por destrozarlo y su hijo lo necesitaba más que nunca, así que guardamos silencio y esperamos su regreso, cuando esto no ocurrió sabía que solo había alguien que tendría una respuesta, y ese eres tu, Dante, dime ¿Qué hiciste con mi amiga? ¿Qué le ocurrió?-

No sabía que decir, estaba en estado de shock por la revelación de Celia, por revelarse como conocida de Alicia, aquella que fue la primera victima de la monstruosidad en la pared de su sala, solo sabía que si Celia salía de esa casa estaba acabado…

Desgraciadamente Celia obtuvo su respuesta de la peor manera…

Del centro de la enorme flor pintada aparecieron largas lenguas sujetando a Celia, la elevaron en el aire y por primera vez Dante vio lo que había sucedido con Alicia y el joven repartidor, los pétalos de la flor se abrieron inmensurablemente y la abertura se abría más y más, a medida que se abrían las paredes crujían como si se rompieran, lentamente Celia fue siendo acercada a la flor por estas lenguas, estos malditos tentáculos negros estaban por engullirla, pero siseo y se estremeció, Dante volteo rápidamente a la entrada viendo al comandante Ramírez empuñando su arma…

-¡¿Qué demonios?!- exclamo, la puerta se cerro fuertemente y otras lenguas aparecieron a los lados del comandante sujetándolo con fuerza, como si fuera brea envolvieron el arma impidiendo que pudiera disparar, el comandante Ramírez fue azotado una y otra vez contra las paredes hasta que la sangre en su frente era abundante, ya no luchaba, era tan solo un cuerpo herido y conmocionado, las lenguas lo desataron y se centraron en Celia quien, presa del terror forcejeaba, Dante miraba toda la escena de rodillas, aterrorizado, los pétalos se hacían más grandes, el rugido de aquella maldita flor pintada en la pared de su sala era lo más parecido al rugido de cien bestias salvajes…

Dante sabía que estaba condenado…

Se arrastro hasta el comandante y arrancándole el arma de la mano apunto en contra de la flor, esta se quedo inmóvil, el único sonido que se escuchaba eran los forcejeos de Celia, al primero disparo las lenguas se estremecieron y con un simple movimiento rompieron el cuello de Celia, cayo al suelo y las lenguas entraron en un frenesí, como una quimera viviente la flor se alargo de tal manera que parecía que quería salir de la pared, toda la casa se estremecía, los cuadros caían al suelo, el piso se levantaba, el cuerpo del comandante fue levantado y lanzado contra las escaleras muriendo instantáneamente, ya solo era entre Dante y ella, su benefactora, su maldita amante…

-Hasta aquí- dijo Dante desde el suelo, apuntando con el arma hacia la flor, y del centro de esta escucho una voz, la misma que escucho en el sueño del calabozo…
-No puedes matarme-
-Ya lo veremos-
Un segundo disparo se estrello en el centro de la flor que se estremeció, pero pareció no importarle, Dante se levanto y realizo un tercer disparo, entonces lo sintió, se quedo quieto y se llevo la mano al vientre, cuando la alzo vio como estaba pintada de sangre, la flor rió…
-Entiéndelo, tú me perteneces… no hay nada que puedas hacer contra mi, solo aliméntame y tendrás todo lo que siempre has soñado, dinero, mujeres por cientos… poder, eso es lo que te he dado ¿Así me pagas? ¿Con tu traición?-
-Yo… no lo pedí… -
-Si, si lo hiciste, en sueños, querías todo eso, y fueron tus sueños los que me llamaron, estoy más allá de tu simple comprensión de humano, una mente tan plana no es capaz de vislumbrar el enorme poder que tengo… -
-Si… así es… entonces… ¿Por qué no lo haces tú sola?-
-Para recibir tengo que dar, y eso es lo que he estado haciendo, he cumplido tus sueños, es necesario que pagues por lo que recibes-
-Si yo… muero… no habrá nadie que te alimente… -
-Ya habrá otros, siempre los hay… -
-No, ya no más… - y dándole la espalda se dirijo, trabajosamente a la cocina…

En la puerta apunto con el arma a la estufa y los quemadores saltaron, el gas empezó a escapar y la enorme flor pintada en la pared de su sala rugió más fuerte que antes, el piso se estremeció lo que hizo a Dante caer de rodillas, aun así apunto, cerro los ojos y murmuro un -Lo siento-

Disparo…

La casa voló en cientos de pedazos por la explosión del gas y, en medio del alarido de dolor de la maldita flor se alcanzaron a escuchar muchos más…

EPILOGO

Los servicios de emergencia llegaron e hicieron su trabajo, aunque no había mucho que rescatar, fueron los agentes del ministerio público los que hicieron el macabro descubrimiento…

Encontraron tres cadáveres, dos varones y una mujer, los tres muy quemados pero en parte reconocibles, uno de ellos, agente de la Agencia Federal de Investigación, el otro el dueño de la casa, la mujer quedo en calidad de desconocida, lo escalofriante fue que encontraron dos cuerpos más que, a según de la investigación salieron debido a la explosión, se asume que estaban dentro de una de las paredes ya que presentaban signos de putrefacción, uno de ellos era una mujer desconocida hasta el momento, el otro, el joven repartidor de pizzas de una pizzería local…

Soundtrack de esta entrada:
"Greed and Vanity"
-Celesty-
(Vendetta 2009)