13/2/11

En el Día del XXXX y la Amistad...

"Una historia de amor"

Ciento veinte pesos la renta por unas cuantas horas, para un par de enamorados despertando la pasión era poco el pago por todo lo que dieron, por lo que recibieron, por la manera en que se entregaron, ciento veinte pesos costó un momento que quedaría marcado en sus vidas, la cama hecha un desorden, las cortinas cerradas y la televisión con el volumen un poco mas alto que de costumbre para que quien pasara por el pasillo no se enterara de lo que dentro ocurría, aunque fuera un secreto a voces, todos saben lo que pasa cada que una pareja entra en un cuarto de hotel de paso, en la Balbuena, en Balderas, en Tlalpan, ahí se entregan los cuerpos, los sentidos… ahí se entrega la pasión y el amor, el sexo y el corazón…

-¿No se queda nada?- pregunto Ulises mientras revolvía las sabanas, buscando que efectivamente no se quedara nada, Elena, peinándose frente a la burda y tosca luna a manera de tocador volvió el rostro aun cubierto con el pelo mojado, solo llevaba puesta la ropa interior, se volvió y miró la cama y después a Ulises…

-Solo mi esencia- respondió sonriendo y continuo con la tarea de peinarse, Ulises le sonrió de igual manera mientras se abotonaba la camisa, termino de vestirse y a los pocos minutos la pareja dejaba las llaves en la recepción y salía del hotel con una mezcla de sentimientos, alegría, complicidad, satisfacción… amor, se amaban, pocas eran las parejas que podían decir que se amaban, ellos lo hacían, tanto en el diario vivir como en la intimidad, se amaban… se juraban amor eterno y se decían mutuamente que su amor nunca moriría…

Nunca moriría…

Elena regresó de misa tratando de mantener la calma, pero eso era difícil, apenas entro en casa sabía que su madre estaba ahí, en la sala, no quería que la viera, así que fue directamente a su habitación corriendo, pero este hecho no paso desapercibido para su madre, levanto la mirada del tejido y la vio subiendo las escaleras y, como si pudiera, la siguió con la mirada hasta que supo que entro en su cuarto, escucho la puerta cuando la azotó y cerrando los ojos meneo la cabeza, no podía decir que entendía por lo que pasaba su hija, pero la entendía, eso hacen las madres, empatía le llaman algunos, otros, amor de madre, suspiró y persignándose siguió con el tejido…

En su cuarto Elena arrojó la pequeña cartera que llevaba y se acostó boca abajo en la cama sin tender, puso la cabeza contra la almohada y gritó, gritó lo más fuerte que pudo, pero ahogando el grito con la almohada, sus lagrimas salían como un río infinito, mientras que el dolor en su pecho se hacía cada vez más grande ensanchando el vacío que sentía en el…

Se tranquilizo un poco (o se desahogó) y girando la cabeza fijó la mirada en el buró, junto a la pequeña lámpara, enmarcada, estaba una foto de ella con Ulises, estaba a la derecha de ella y la abrazaba por la cintura, mientras que ambos entrelazaban una de sus manos al frente, ambos sonrientes, ambos felices, en esa foto no se veía nada de oscuridad, nada de dolor, Ulises sonreía francamente, Elena hacía lo mismo, estaban felices, eran felices, ahora ella solo lloraba…

Dos meses después de esa foto, Ulises estaba en un 7Eleven cuando aparecieron dos tipos que amagaron al dependiente y a él por igual, los amenazaron y sacaron el dinero de la caja registradora, quizá todo hubiera acabado bien si solo se hubieran ido, quizá todo hubiera sido de otra manera si solo hubiera cooperado, pero cuando intentaron quitarle el celular y el MP3 a Ulises este se resistió, un disparo en el estomago a quemarropa fue suficiente para que muriera instantáneamente, jamás los aprendieron…

Cuando le dieron la noticia a Elena no podía creerlo, no era posible, se casarían al año siguiente, en verano, su mundo se derrumbo, ahora, dos meses después Elena no podía superarlo, o quizá no quería, y eso era porque lo necesitaba, necesitaba sentirlo cerca, tenerlo cerca, no podía hacerse a la idea de que lo había perdido y para siempre, mirando la foto en el buró se pregunto por enésima vez ¿Por qué? Y por enésima vez no obtuvo respuesta…

Elena daba vueltas en su cama, tratando de recuperar el sueño, ese que había perdido hace más de dos meses, apenas dormía unas tres o cuatro horas cada noche, encendió la lámpara del buró y se quedo mirando fijamente la fotografía, ese era su consuelo y su tormento, su madre, conocedora de la situación por la que estaba pasando le había dicho que quitara esa foto de su buró, que le hacia mas mal que bien, obviamente Elena se rehúso, era el único lazo que aun la unía con el amor de su vida…

Solo viéndola podía conciliar el sueño, le atormentaba el verla y la llenaba de paz, solo viéndola podía dormir, soñar que aun estaba ella, solo viéndola podía creer y sentir y pensar que él no había partido para siempre, solo en sueños podía estar con él como esa primera y única vez, la vez que se amaron…

La vez que su madre entro a su habitación y vio que la foto ya no estaba pensó que finalmente Elena lo había superado, en parte se alegro, porque pensó que su hija encontraría la paz que tanto necesitaba, desgraciadamente no fue como ella lo pensó, ahora la llevaba doblada en su cartera, cada que podía, en los descansos en el trabajo o en la hora de la comida la sacaba y la miraba, a veces, solo una fugaz mirada, en otras pues…

Aun cuando la tienda de ropa donde trabajaba estaba cerca, aun cuando era rápido llegar a casa, Elena hacia más tiempo del habitual, sus pasos eran lentos, la mayor parte del tiempo no quería estar en casa, le recordaba las tantas veces que él había ido y había estado con ella en la sala, viendo la televisión, las veces que su madre lo invito a comer, las reuniones familiares, y como fantasma recordaba los paseos con él al deambular por la calle, era en verdad triste, algunos pensarían que deprimente, es solo el duelo, solo eso y nada más…

Un sábado, habiendo salido temprano de la tienda empezó a caminar, lento, sin prisa, con la mente perdida en los recuerdos, sin un rumbo fijo, no sabe como fue que paso, más cuando sus pasos se detuvieron se encontró a las puertas de aquel hotel… si, el mismo donde habían estados los dos juntos, no sabe porque fue, no sabe que la impulsó, solo entró…

Elena le pidió un cuarto al tipo detrás de la ventanilla de la recepción, podría haberle extrañado el que estuviera sola, pero era común que en ocasiones solo uno pidiera el cuarto y poco después apareciera el otro, así que después de que Elena pagara por la habitación, poco más de ciento veinte pesos, tomo la llave y sin mirar, como si fuera su casa llego hasta el elevador y selecciono el piso sin siquiera ver el numero de cuarto que el tipo le había asignado…

Las puertas se abrieron haciendo sonar una campanilla y Elena salió del elevador despacio, avanzó por el pasillo y se detuvo frente a la puerta de un cuarto, levanto la mirada y vio el numero del cuarto, si, el mismo donde había estado con Ulises, fue hasta entonces que vio la llave en su mano, si, era la de ese cuarto, quizá alguna extraña fuerza había movido los hilos o... quizá solo era una gran coincidencia, metió la llave y la hizo girar… entró…

Una parte de ella no entendía que hacia ahí, como era posible que fuera el mismo cuarto donde anteriormente había estado con Ulises, más la otra parte de ella se complacía de que hubiera sucedido, arrojo la cartera en la cama y se acerco a la ventana, la abrió de par en par y dejo que el aire la acariciara como en su momento, en aquel momento lo hiciera Ulises…

Regreso a la cama y acomodándose saco la foto de la cartera, se acostó de lado mirando la foto, sonreía, algunas lágrimas se le escapaban de los ojos pero se sentía en paz, y en medio de esa tranquilidad y sus recuerdos se quedo profundamente dormida…

Soñó, soñó un hermoso sueño, soñó que Ulises estaba ahí con ella, que la desnudaba y la tocaba, la besaba, soñó que recorría su cuerpo y lo sentía vivo… todo era tan vivo… se sentía viva… tan viva…

Despertó algunas horas después, extrañada un poco por la experiencia pero feliz por haberla vivido tomó su cartera y arreglándose un poco el cabello y la ropa salió del cuarto, dejo las llaves en recepción y salió del hotel…

Las cosas no marcharon mejor pero no empeoraron, Elena seguía con su estado de ánimo bajo pero un poco más despierta, su madre se alegraba de que comiera mejor y que estuviera, a veces, más animada, se sentía más tranquila, pensaba que finalmente lo había superado… por primera vez en su vida su madre no sabía en verdad lo que pasaba con su hija…

Elena pensó que lo que había pasado ese día había sido una extraña pero confortable coincidencia, pensó que no podría repetirse, por lo mismo regreso al hotel la siguiente quincena, el mismo tipo de la vez anterior le dio la llave cuando ella le solicitó un cuarto, ahora vio el numero del cuarto antes de llegar al elevador… nuevamente era el mismo…

Ya dentro del cuarto empezó a dar vueltas alrededor de la cama buscando una explicación, como era posible que en dos ocasiones sucediera esto, estar en el mismo cuarto, el mismo cuarto donde estuvo con él, volvió a sacar la foto de su cartera y la colocó sobre el buró, encendió la TV navegando por los canales de cable solo para que hubiera algo de ruido en la habitación, una suave somnolencia empezó a invadirla y, aunque trato de no quedarse dormida, finalmente un tranquilo sueño la envolvió…

Y si, tuvo el mismo sueño, bueno, no el mismo, sino que soñó lo mismo, soñó ese cuarto y a Ulises con ella, soñó nuevamente que se amaban, una vez más…

Y una vez más despertó sola y satisfecha…

Aun cuando le extrañaba lo que había pasado, ya en dos ocasiones, no podía quejarse, disfrutaba mucho el escaparse de la realidad unas horas y entregarse al sueño y los buenos recuerdos, aunque también pensaba que estaba, de alguna manera, volviéndose loca, solo había una manera de averiguarlo, regresar una vez más…

El mismo hotel, el mismo tipo le dio la llave del cuarto, el mismo cuarto… nuevamente era el mismo…

Se sentó en la cama y apoyando los codos sobre las rodillas sostuvo la cabeza con las manos, era inverosímil que por tercera vez sucediera, pero esta vez no, esta vez se dijo que no dormiría, ahí pasaba algo raro, tenía que saber que era, o tal vez solo era que, como lo había pensado, estaba volviéndose loca…

Entonces sintió un extraño impulso, el de sacar la foto de la cartera, abrió el broche y al desdoblarla se llevo una fuerte impresión, esa foto donde estaba con Ulises, donde el abrazaba por la cintura y ambos entrelazaban sus manos, de esa foto… Ulises había desaparecido…

Del impulso pasó al asombro, y del asombró al miedo, era mas que obvio que estaba completamente loca, pensó que ni siquiera estaba en ese cuarto de hotel, quizá estaba en una habitación en alguna institución mental, empezó a temblar y a llorar abrazándose así misma, pero en ese instante una sensación de paz y tranquilidad empezó a llenarla, de la calle dejo de escucharse cualquier sonido, no había nada, solo paz, mucha paz, levantó el rostro enjugado en lagrimas… y lo vio, Ulises, si, era él, su figura se recortaba sobre la ventana abierta, detrás de las cortinas, debajo de esta vio sus pies descalzos y cuando se movió, la cortina se abrió descubriéndolo todo…

Estaba desnudo, como esa vez, como la primera vez, y como todas las veces que lo había soñado en ese cuarto de hotel, en su rostro había mucha paz, mucha tranquilidad, se lo transmitió cuando le sonrió, extendió la mano y ella la tomó con delicadeza, con miedo, y con ayuda de él se levantó de la cama…

-Esto… esto no es posible-
-No, no lo es, pero así es-
-Estas aquí-
-Como otras veces-
-¿Qué estaba pasando?-
-Te amo, no podía dejarte ir, no sin que antes lo supieras-
Y lo abrazó, lo abrazó lo mas fuerte que pudo, Ulises le devolvió el abrazo pero mas dulce, mas suave y tierno, un abrazo lleno de amor…
-Dios te extraño tanto… - y volvió a llorar
-Lo sé, pero debes dejarme ir, debes vivir tu vida, no me olvides, solo eso te pido, no me olvides y yo viviré siempre contigo, no me olvides y siempre estaré contigo, siempre velare por ti, no me olvides, no dejes de amarme, porque yo jamás dejaré de amarte-
Se besaron, se besaron quizá, como nunca lo hicieron, con un amor y una pasión y una entrega que solo dos almas enamoradas pueden besarse, se amaron una vez más, por última vez…

Elena jamás volvió a ese cuarto de hotel, jamás volvió a llorar por Ulises y mucho tiempo pasó para que lo volviera a soñar, ella estaba libre, jamás se separaría de él, jamás dejaría de amarlo y, sabía que cuando el día llegará, estarían juntos y, esta vez, para siempre…


3/1/11

EL LIBRO DEL SEÑOR

Shanna siempre dijo ser una bruja, su vestimenta era una mezcla entre darkie, hippie, gitana y pordiosera, usaba un velo negro sobre la cabeza, lo que hacia resaltar la palidez de su rostro y los ojos hundidos en unas ojeras negras, usaba una vieja mochila con extraños jeroglíficos y signos arcanos, por los pasillos de la Universidad Shanna hacia extraños signos con los dedos a los demás estudiantes según, para alejar las malas vibras, era cierto que había comprado algunos libros de hechicería en algún tianguis, y se había informado acerca de conjuros, pócimas y hechizos en Internet.

Algunos aseguraban haberla visto transformarse en gato negro, en lechuza, y Mateo, de la clase de Ciencias, juraba que lo había seducido con un extraño brebaje para que tuviera sexo con él, lo cierto es que todos conocían a Shanna, y más de cinco se burlaban de ella a sus espaldas.

Shanna lo sabía, pero no le importaba, solo le importaba convertirse en una poderosa bruja y callarle la boca a todos, la única amiga que se le conocía era Monserrat, aunque ella prefería que le llamaran Mortífera, metalera de corazón, siempre vestía con pantalones de mezclilla negros, playera de igual color con el nombre de alguna banda como “Slayer” “Metallica” o “Exodus” pulseras de cuero y botas de minero, de rostro era muy parecida a Shanna, aunque su complexión era más robusta que la de la flacucha pseudo bruja, mucho se rumoraba de esta amistad, algunos decían que se encerraban en la habitación de Shanna ha realizar conjuros y brebajes, que consumían drogas y mas de uno afirmaba que eran amantes, quizá algo de esto fuera verdad, quizá algo de esto fuera mentira, lo cierto es que Shanna estaba en boca de todos, de una u otra manera.

-Es momento de hacerlo- dijo Shanna de momento sorprendiendo a Mortífera, ella levantó la mirada del monitor de la PC de Shanna.
-¿De que hablas?-
-De llamar a mi Señor-
-¿No estarás hablando en serio?-
-Si, ya es hora, Él me dará el poder para vengarme de todos los que se han burlado de mí-
-Bueno, no se burlarían de ti si no llevarás esto de la brujería al extremo- respondió Mortífera con una sonrisa a medias, si, era cierto que eran amigas, pero Mortífera no creía del todo lo que se decía de Shanna.
-¿Al extremo? ¡Tu también piensas que soy un fraude!- exclamó arrojando su libro de hechizos de $20.00 que hojeaba al otro extremo de la habitación, tras la puerta y desde la cocina se escucho el grito de su madre, preguntando que pasaba, Shanna le grito de igual manera que no pasaba nada, aunque estaba bastante molesta con Mortífera.
-Mira Shanna, no creo que seas un fraude, pero tampoco creo que seas la bruja que dices ser-
-Eres igual que los demás, incrédula, lárgate de mi casa Monserrat ¡Lárgate!-
-Esta bien esta bien- respondió Mortífera levantando las manos como si estuviera siendo amagada por un arma, tomando su mochila y la chamarra del respaldo de la silla se acercó a la puerta.
-Ten cuidado querida- agregó al llegar a la puerta -Si llevas esto demasiado lejos puede acabar mal- y tuvo que evitar el libro que Shanna le arrojará, la puerta se cerró detrás de Monserrat y Shanna quedo sola.
-Idiota ¿Quién se cree que es? Juzgarme y advertirme, idiota… -

Shanna, viendo la PC encendida emprendió la búsqueda, pero por más que buscó no encontró nada concreto, solo supuestos conjuros y testimonios de dudosa reputación así como ciertas declaraciones de los tiempos de la Inquisición, nada que le sirviera en realidad.

Pasaron los días y Mortífera se disculpó con Shanna por lo ocurrido, siguió visitando su casa y Shanna le contó lo que había estado haciendo, le narró con lujo de detalles como pensaba que sería el encuentro con su Señor, Mortífera la escuchaba con atención, y de vez en cuando le hacia alguna pregunta y se emocionaba con lo que le contaba.

-¿Y en verdad es posible que tu Señor se presente? Es decir ¿Se presenta con todo aquel que lo invoca?-
-Si, así es, solo necesito un libro de magia verdadero con el conjuro exacto para hacerlo-
-Pero por lo que he leído en la Red, en la mayoría de los casos documentados por la Inquisición, las acusadas de brujería afirmaban que tenían que copular con Él para sellar el pacto ¿Estas dispuesta a tener sexo con… con algo como eso?-
-El precio es poco comparado con el beneficio, si, lo haría-
Mortífera ya no toco el tema, quizá la sola idea era demasiado para ella.

Pasaron los días sin nada en especial, hasta que una noche que Shanna navegaba en Internet recibió un mail, este era de una integrante de uno de los foros que ella frecuentaba, en el mail le decía que tenía en sus manos lo que ella estaba buscando, respondió el mail preguntando que clase de libro era y cuanto pedía por el, la siguiente noche recibió respuesta del correo en donde le decía que no sabía nada del libro, que había sido encontrado en una iglesia en Guanajuato hace ya muchos años, y que había sido de su familia por generaciones, que el libro no tenía precio por ser tan poderoso… le dijo que se lo obsequiaba.

Intercambiaron algunos otros mail y finalmente Shanna le proporciono su dirección, a los pocos días recibió un paquete, en la soledad de su cuarto lo abrió encontrando un libro que, para ella, era hermoso.

Grueso, más de 300 paginas, de un papel grueso, viejo y de color amarillento anaranjado, con un sutil olor a té, carcomido de las orillas y se notaba fácilmente que algunas hojas se habían perdido, su pasta era de cuero con ciertos símbolos grabados, algunos signos eran fácilmente reconocibles, los otros eran por completo desconocidos para ella, los textos eran una mezcla de varios idiomas, ingles, alemán, español y latín, tenía algunas laminas de aquelarres y personificaciones obscenas del Diablo y sus consortes, muchas de ellas de estilos diferentes, como de diferentes ilustradores, pero había una constante en todos ellos, la imagen de un hombre delgado, desnudo, excitado, pero sobre sus hombros tenía por cabeza la de un macho cabrio, en varias laminas se mostraba como asistía a los aquelarres, saliendo de una inmensa hoguera, copulando con las aspirantes a brujas.

A los tres días Mortífera llegó a casa de Shanna, cuando entró al cuarto Shanna escondió rápidamente el libro pero Monserrat noto inmediatamente el movimiento.

-¿Qué tienes ahí?-
-Nada- respondió molesta, cubriendo con el cuerpo el libro bajo la colcha.
-Oh vamos, déjame ver-
-Bueno, pero solo un momento- y sacó el libro, se lo dio a Monserrat quien lo tomó en sus manos con reverencia, con lentitud paso sus paginas mirando las laminas.
-¡Órale! Está padre, te ha de haber costado una fortuna-
-Pues de hecho no, es tan poderoso que no tiene precio, tiene que ser obsequiado-
-¡No manches! Aunque no le entiendo del todo, incluso los textos en ingles, no tiene sentido-
-Si, lo note, he traducido algo, es como si fuera ingles antiguo, quizá está escrito en clave, es como si fuera un compendio de hechizos-
-Pues si que te rayaste-
-Lo mejor es que pude traducir el texto que necesitaba-
-¿En serio?-
-Si, invocare a mi Señor-
-¿Ahora?-
-¡Claro que no! Necesito juntar todos los elementos, no será fácil-
-¿Pues que necesitas?- preguntó verdaderamente interesada.
-Primero un lugar apartado donde hacer la hoguera, después preparar las pócimas para alimentar la hoguera-
-¿Por qué no lo haces en aquella fundidora que cerraron? Ahí nadie te molestará-
-Si, es buena idea, lo haré entonces el sábado, ya que mis padres visitarán a mi tío, tendré todo el fin de semana para preparar todo-
-No puedo creer que en verdad vayas a hacerlo-
-Lo haré, y puedes acompañarme si gustas-
-¡No gracias! Esas cosas no son para mi, solo no me olvides cuando suceda-

Shanna dedicó la semana a juntar los ingredientes para las pócimas, algunos ingredientes era extraños y desconocidos, pero habiendo traducido las descripciones fue fácil sustituirlos, el sábado llegó y sus padres fueron a visitar a su pariente, en la cocina preparó las pócimas moliendo hojas y minerales, llenó varios garrafones con ellas y algunas horas después cargó todo en su auto, condujo hasta aquella fundidora y no habiendo nadie entro en el patio, llegó hasta un enorme bodegón y del auto sacó lo que había llevado, los garrafones, un poco de comida y combustible que había comprado en una tienda departamental, en su mochila había metido una linterna, el libro arcano y su ropa ritual.

Junto madera que encontró en el bodegón pero no encendió la hoguera, esperaría a que la noche cayera para hacerlo.

Cuando el sol se ocultó, cuando las estrellas empezaron a invadir el cielo nocturno y la luna estaba en lo alto empezó.

Coloco el combustible y encendió un fuego, lo acercó a la pila de madera y empezó a arder, tomó los garrafones y rezando sus oraciones vertió las pócimas en la pila, una lengua de fuego por poco la quema cuando salió furiosa de la pila, el color de la hoguera se volvió roja, con la segunda pócima se hizo amarilla, con ayuda de la linterna miraba el libro de vez en cuando y releía la oración, a la tercera pócima la hoguera se hizo lila, y con la última mostró un color azul, siguió con su ritual hasta que la última pócima fue vertida.

Dejó el libro a un lado y se preparo para el final, sacó de la mochila su ropa para el ritual el cual solo era una enorme capa con capucha, se desnudo por completo, aun cuando la noche era fría por la hoguera no sentía frío, se cubrió la cabeza y sosteniendo el libro inició las alabanzas y empezó a rezar los conjuros en latín cada vez más fuerte y excitada.

-¡Muéstrate! ¡Ven a mi presencia! ¡Yo te invoco! ¡Hazte presente mi Señor!- gritó elevando las manos al cielo, todo quedo en silencio, solo se escuchaba su respiración y la madera crispando en la hoguera.

Y nada sucedió.

Lentamente bajo los brazos esperando una señal, en su mente recorría todos los pasos que había hecho pensando que había omitido algo, empezó a sentirse como una tonta, cayó de rodillas y empezó a sollozar, entonces, a lo lejos se escuchó como si una enorme loza hubiera caído, agudizo el oído buscando el origen del ruido, pero lo que alcanzó a escuchar fue lo más parecido a pisadas que se acercaban, se lleno de miedo, se volvió y busco la linterna, los pasos se detuvieron cuando ella se movió, encontró la linterna y la encendió, recorrió el lugar y sus ojos se abrieron cuando el haz de luz iluminó un monstruoso ser, un hombre desnudo con cabeza de macho cabrio, la imagen duro un segundo, porque se movió rápidamente desapareciendo de su vista, Shanna se cubrió con la capa, sentada abrazaba sus rodillas y miraba a todos lados, los pasos volvieron a escucharse, intento alumbrase con la linterna pero esta ya no encendió, finalmente aquel al que había visto apareció al lado de la hoguera, era alto, delgado, estaba desnudo y sumamente excitado, gruñía y rodeando la hoguera llegó cerca de Shanna, esta, al mirarlo, empezó a dejar de tener miedo, se levantó dejando que la capa mostrara su cuerpo desnudo, se acercó hasta “eso” e intento tocar su rostro, pero un fuerte manotazo la hizo caer al suelo, Shanna cayó de bruces y fue sujetada por la nuca, su Señor hizo a un lado la capa y así la poseyó, una y otra vez, no había nada que Shanna pudiera hacer, aunque no había nada que Shanna quisiera hacer que no fuera complacer a su Señor.

La hoguera aun ardía cuando Shanna despertó, no había rastro de aquel al que vio durante su aquelarre, no sentía nada diferente en ella, se vistió, metió el libro y la linterna en su mochila, echo los garrafones en la cajuela del auto y salió de ahí.

El lunes por la mañana todo seguía igual, Shanna se mostraba igual que siempre aunque un poco más distante de lo normal, quizá esperaba algún síntoma o alguna señal de que el aquelarre hubiera dado resultado, por la tarde, cuando tenía unas horas libres, se metió a la biblioteca y tomando una de las computadoras para uso de los estudiantes empezó a navegar por sus paginas habituales, entonces le llegó un mensaje al celular, no conocía el numero, el mensaje solo decía [Abre sesión]

Extrañada inició sesión en el MSN y al momento se le apareció la ventana de aceptar a un nuevo contacto “Madame Night” decía el nick, le dio aceptar y apenas entró al MSN se le abrió la ventana de conversación del nuevo contacto, saludándola amablemente.

Madame Night [hola]
Shanna de la Barthe [hola, quien eres?]
Madame Night [soy la Señora de la Noche]
Shanna de la Barthe [ya, en serio, de donde me conoces?]
Madame Night [como lo pasaste anoche?]
Shanna de la Barthe [anoche?]
Madame Night [si, viste a tu “señor” no?]
Shanna de la Barthe [no se de que hablas]
Madame Night [si lo sabes, te tomó varias veces, verdad?]
Shanna de la Barthe [de que estas hablado?]
Madame Night [tu sabes de que estoy hablando, espero que lo hayas disfrutado]
Shanna de la Barthe [solo hay alguien que sabía de lo que estas hablando]

Y Madame Night cerró sesión, algunos escritorios adelante Shanna vio a Monserrat levantarse, se volvió hacia ella y le sonrió, salió y Shanna rápidamente fue tras ella, la encontró en uno de los jardines en compañía de Mateo.
-¿De que se trató todo eso Monserrat?-
-Bueno, si no me quieres contar me quedaré con la versión de tu “señor”-
-Y tu señor dice… - agregó Mateo -Que estuviste… fabulosa-
-No es cierto- dijo Shanna al tiempo que sus músculos se tensaban.
-Si Shanna, lo es, jamás invocaste a tu “señor” ese día que me corriste de tu casa y me amenazaste pensé que era hora de darte una lección, para que dejaras de hacer y pensar tonterías-
Shanna apretó fuertemente los puños.
-Tenía que saber que estabas planeando- prosiguió -Eso fue fácil, tu misma me lo dijiste, el historial en tu computadora me dijo un poco más, ya solo fue cosa de crear la identidad en el foro y mandarte los mails-
-¿Entonces… el libro no es autentico?-
-¡Claro que no tonta! Ahí fue donde Mateo ayudó-
-Si- dice Mateo -Verás… envejecer el papel fue fácil, solo es necesario sumergir las hojas en una solución concentrada de algún té, eso fue lo que le dio ese color amarillo anaranjado y el aroma, los textos los hice con un burdo traductor on-line, por eso no tienen sentido ¿La cubierta? Un favor de los chicos del Taller de encuadernación, y las ilustraciones fueron creaciones de tu amiga-
-Pero… la hoguera… y… y Él… -
-Aaah eso fue gracias a los materiales con que hiciste tus “pociones” al quemar cloruro de hierro el fuego se hizo azul, con el cloruro de litio se volvió roja, el cloruro de sodio ayudo a hacerla amarilla y el cloruro de potasio la hizo lila, y en cuanto a la personificación de tu “señor” fue gracias al grupo de teatro que me prestaron la mascara, bastante incomoda por cierto-
-Tu… ¿Eras él?-
-Si, desde hace mucho tenía ganas de estar contigo otra vez, pero sabía que te negarías, esa vez que lo hicimos estábamos ebrios, nada se compara con lo de anoche-
-Así que… Shanna querida, nada sucedió en realidad- y el labio de Monserrat se abrió cuando el puño de Shanna se estrelló en su rostro, desde el suelo Mortífera le lanzó una miraba, un tanto divertida pero también con coraje, Shanna dio media vuelta y salió corriendo de la Universidad.

Durantes los días siguientes Shanna desapareció de la Universidad, Monserrat no estaba del todo tranquila, por lo que Mateo acostumbraba acompañarla a casa.

-Gracias Mateo-
-Por nada-
-Ahora ya no se sabe con Shanna, esta completamente loca-
-Aunque… ¿No crees que fuimos demasiado lejos?-
-¡Ash! ¿Ahora te arrepientes?- exclamó un tanto furiosa.
-No, no es eso… -
-Ay ya cállate, nos vemos mañana, adiós- y subiendo los escalones desapareció detrás de la puerta, Mateo se alejó al tiempo que Monserrat entraba en su cuarto, arrojando la mochila en la cama llefó hasta la comoda, frente al espejo se miraba el labio, no había sanado del todo y aún le dolía, hacia una mueca por lo mal que se veía, pero un grito salió de su boca al ver lo que había detrás de ella, grito que fue rápidamente silenciado… por un hombre desnudo con cabeza de macho cabrio.

Sentada en la banqueta Shanna abrazaba sus rodillas, en su pecho descansaba un libro, miraba de un lado a otro la calle con una sonrisa maliciosa en sus labios, cuando regreso a casa ese día que la verdad fue revelada encontró otro paquete, era un libro muy parecido al anterior, uno que había solicitado después del primero, aunque este venía con un certificado de autenticidad en su interior.

Don't play with a witch by ~wishmaster3329