"Una historia de amor"
Ciento veinte pesos la renta por unas cuantas horas, para un par de enamorados despertando la pasión era poco el pago por todo lo que dieron, por lo que recibieron, por la manera en que se entregaron, ciento veinte pesos costó un momento que quedaría marcado en sus vidas, la cama hecha un desorden, las cortinas cerradas y la televisión con el volumen un poco mas alto que de costumbre para que quien pasara por el pasillo no se enterara de lo que dentro ocurría, aunque fuera un secreto a voces, todos saben lo que pasa cada que una pareja entra en un cuarto de hotel de paso, en la Balbuena, en Balderas, en Tlalpan, ahí se entregan los cuerpos, los sentidos… ahí se entrega la pasión y el amor, el sexo y el corazón…
Ciento veinte pesos la renta por unas cuantas horas, para un par de enamorados despertando la pasión era poco el pago por todo lo que dieron, por lo que recibieron, por la manera en que se entregaron, ciento veinte pesos costó un momento que quedaría marcado en sus vidas, la cama hecha un desorden, las cortinas cerradas y la televisión con el volumen un poco mas alto que de costumbre para que quien pasara por el pasillo no se enterara de lo que dentro ocurría, aunque fuera un secreto a voces, todos saben lo que pasa cada que una pareja entra en un cuarto de hotel de paso, en la Balbuena, en Balderas, en Tlalpan, ahí se entregan los cuerpos, los sentidos… ahí se entrega la pasión y el amor, el sexo y el corazón…
-¿No se queda nada?- pregunto Ulises mientras revolvía las sabanas, buscando que efectivamente no se quedara nada, Elena, peinándose frente a la burda y tosca luna a manera de tocador volvió el rostro aun cubierto con el pelo mojado, solo llevaba puesta la ropa interior, se volvió y miró la cama y después a Ulises…
-Solo mi esencia- respondió sonriendo y continuo con la tarea de peinarse, Ulises le sonrió de igual manera mientras se abotonaba la camisa, termino de vestirse y a los pocos minutos la pareja dejaba las llaves en la recepción y salía del hotel con una mezcla de sentimientos, alegría, complicidad, satisfacción… amor, se amaban, pocas eran las parejas que podían decir que se amaban, ellos lo hacían, tanto en el diario vivir como en la intimidad, se amaban… se juraban amor eterno y se decían mutuamente que su amor nunca moriría…
Nunca moriría…
Elena regresó de misa tratando de mantener la calma, pero eso era difícil, apenas entro en casa sabía que su madre estaba ahí, en la sala, no quería que la viera, así que fue directamente a su habitación corriendo, pero este hecho no paso desapercibido para su madre, levanto la mirada del tejido y la vio subiendo las escaleras y, como si pudiera, la siguió con la mirada hasta que supo que entro en su cuarto, escucho la puerta cuando la azotó y cerrando los ojos meneo la cabeza, no podía decir que entendía por lo que pasaba su hija, pero la entendía, eso hacen las madres, empatía le llaman algunos, otros, amor de madre, suspiró y persignándose siguió con el tejido…
En su cuarto Elena arrojó la pequeña cartera que llevaba y se acostó boca abajo en la cama sin tender, puso la cabeza contra la almohada y gritó, gritó lo más fuerte que pudo, pero ahogando el grito con la almohada, sus lagrimas salían como un río infinito, mientras que el dolor en su pecho se hacía cada vez más grande ensanchando el vacío que sentía en el…
Se tranquilizo un poco (o se desahogó) y girando la cabeza fijó la mirada en el buró, junto a la pequeña lámpara, enmarcada, estaba una foto de ella con Ulises, estaba a la derecha de ella y la abrazaba por la cintura, mientras que ambos entrelazaban una de sus manos al frente, ambos sonrientes, ambos felices, en esa foto no se veía nada de oscuridad, nada de dolor, Ulises sonreía francamente, Elena hacía lo mismo, estaban felices, eran felices, ahora ella solo lloraba…
Dos meses después de esa foto, Ulises estaba en un 7Eleven cuando aparecieron dos tipos que amagaron al dependiente y a él por igual, los amenazaron y sacaron el dinero de la caja registradora, quizá todo hubiera acabado bien si solo se hubieran ido, quizá todo hubiera sido de otra manera si solo hubiera cooperado, pero cuando intentaron quitarle el celular y el MP3 a Ulises este se resistió, un disparo en el estomago a quemarropa fue suficiente para que muriera instantáneamente, jamás los aprendieron…
Cuando le dieron la noticia a Elena no podía creerlo, no era posible, se casarían al año siguiente, en verano, su mundo se derrumbo, ahora, dos meses después Elena no podía superarlo, o quizá no quería, y eso era porque lo necesitaba, necesitaba sentirlo cerca, tenerlo cerca, no podía hacerse a la idea de que lo había perdido y para siempre, mirando la foto en el buró se pregunto por enésima vez ¿Por qué? Y por enésima vez no obtuvo respuesta…
Elena daba vueltas en su cama, tratando de recuperar el sueño, ese que había perdido hace más de dos meses, apenas dormía unas tres o cuatro horas cada noche, encendió la lámpara del buró y se quedo mirando fijamente la fotografía, ese era su consuelo y su tormento, su madre, conocedora de la situación por la que estaba pasando le había dicho que quitara esa foto de su buró, que le hacia mas mal que bien, obviamente Elena se rehúso, era el único lazo que aun la unía con el amor de su vida…
Solo viéndola podía conciliar el sueño, le atormentaba el verla y la llenaba de paz, solo viéndola podía dormir, soñar que aun estaba ella, solo viéndola podía creer y sentir y pensar que él no había partido para siempre, solo en sueños podía estar con él como esa primera y única vez, la vez que se amaron…
La vez que su madre entro a su habitación y vio que la foto ya no estaba pensó que finalmente Elena lo había superado, en parte se alegro, porque pensó que su hija encontraría la paz que tanto necesitaba, desgraciadamente no fue como ella lo pensó, ahora la llevaba doblada en su cartera, cada que podía, en los descansos en el trabajo o en la hora de la comida la sacaba y la miraba, a veces, solo una fugaz mirada, en otras pues…
Aun cuando la tienda de ropa donde trabajaba estaba cerca, aun cuando era rápido llegar a casa, Elena hacia más tiempo del habitual, sus pasos eran lentos, la mayor parte del tiempo no quería estar en casa, le recordaba las tantas veces que él había ido y había estado con ella en la sala, viendo la televisión, las veces que su madre lo invito a comer, las reuniones familiares, y como fantasma recordaba los paseos con él al deambular por la calle, era en verdad triste, algunos pensarían que deprimente, es solo el duelo, solo eso y nada más…
Un sábado, habiendo salido temprano de la tienda empezó a caminar, lento, sin prisa, con la mente perdida en los recuerdos, sin un rumbo fijo, no sabe como fue que paso, más cuando sus pasos se detuvieron se encontró a las puertas de aquel hotel… si, el mismo donde habían estados los dos juntos, no sabe porque fue, no sabe que la impulsó, solo entró…
Elena le pidió un cuarto al tipo detrás de la ventanilla de la recepción, podría haberle extrañado el que estuviera sola, pero era común que en ocasiones solo uno pidiera el cuarto y poco después apareciera el otro, así que después de que Elena pagara por la habitación, poco más de ciento veinte pesos, tomo la llave y sin mirar, como si fuera su casa llego hasta el elevador y selecciono el piso sin siquiera ver el numero de cuarto que el tipo le había asignado…
Las puertas se abrieron haciendo sonar una campanilla y Elena salió del elevador despacio, avanzó por el pasillo y se detuvo frente a la puerta de un cuarto, levanto la mirada y vio el numero del cuarto, si, el mismo donde había estado con Ulises, fue hasta entonces que vio la llave en su mano, si, era la de ese cuarto, quizá alguna extraña fuerza había movido los hilos o... quizá solo era una gran coincidencia, metió la llave y la hizo girar… entró…
Una parte de ella no entendía que hacia ahí, como era posible que fuera el mismo cuarto donde anteriormente había estado con Ulises, más la otra parte de ella se complacía de que hubiera sucedido, arrojo la cartera en la cama y se acerco a la ventana, la abrió de par en par y dejo que el aire la acariciara como en su momento, en aquel momento lo hiciera Ulises…
Regreso a la cama y acomodándose saco la foto de la cartera, se acostó de lado mirando la foto, sonreía, algunas lágrimas se le escapaban de los ojos pero se sentía en paz, y en medio de esa tranquilidad y sus recuerdos se quedo profundamente dormida…
Soñó, soñó un hermoso sueño, soñó que Ulises estaba ahí con ella, que la desnudaba y la tocaba, la besaba, soñó que recorría su cuerpo y lo sentía vivo… todo era tan vivo… se sentía viva… tan viva…
Despertó algunas horas después, extrañada un poco por la experiencia pero feliz por haberla vivido tomó su cartera y arreglándose un poco el cabello y la ropa salió del cuarto, dejo las llaves en recepción y salió del hotel…
Las cosas no marcharon mejor pero no empeoraron, Elena seguía con su estado de ánimo bajo pero un poco más despierta, su madre se alegraba de que comiera mejor y que estuviera, a veces, más animada, se sentía más tranquila, pensaba que finalmente lo había superado… por primera vez en su vida su madre no sabía en verdad lo que pasaba con su hija…
Elena pensó que lo que había pasado ese día había sido una extraña pero confortable coincidencia, pensó que no podría repetirse, por lo mismo regreso al hotel la siguiente quincena, el mismo tipo de la vez anterior le dio la llave cuando ella le solicitó un cuarto, ahora vio el numero del cuarto antes de llegar al elevador… nuevamente era el mismo…
Ya dentro del cuarto empezó a dar vueltas alrededor de la cama buscando una explicación, como era posible que en dos ocasiones sucediera esto, estar en el mismo cuarto, el mismo cuarto donde estuvo con él, volvió a sacar la foto de su cartera y la colocó sobre el buró, encendió la TV navegando por los canales de cable solo para que hubiera algo de ruido en la habitación, una suave somnolencia empezó a invadirla y, aunque trato de no quedarse dormida, finalmente un tranquilo sueño la envolvió…
Y si, tuvo el mismo sueño, bueno, no el mismo, sino que soñó lo mismo, soñó ese cuarto y a Ulises con ella, soñó nuevamente que se amaban, una vez más…
Y una vez más despertó sola y satisfecha…
Aun cuando le extrañaba lo que había pasado, ya en dos ocasiones, no podía quejarse, disfrutaba mucho el escaparse de la realidad unas horas y entregarse al sueño y los buenos recuerdos, aunque también pensaba que estaba, de alguna manera, volviéndose loca, solo había una manera de averiguarlo, regresar una vez más…
El mismo hotel, el mismo tipo le dio la llave del cuarto, el mismo cuarto… nuevamente era el mismo…
Se sentó en la cama y apoyando los codos sobre las rodillas sostuvo la cabeza con las manos, era inverosímil que por tercera vez sucediera, pero esta vez no, esta vez se dijo que no dormiría, ahí pasaba algo raro, tenía que saber que era, o tal vez solo era que, como lo había pensado, estaba volviéndose loca…
Entonces sintió un extraño impulso, el de sacar la foto de la cartera, abrió el broche y al desdoblarla se llevo una fuerte impresión, esa foto donde estaba con Ulises, donde el abrazaba por la cintura y ambos entrelazaban sus manos, de esa foto… Ulises había desaparecido…
Del impulso pasó al asombro, y del asombró al miedo, era mas que obvio que estaba completamente loca, pensó que ni siquiera estaba en ese cuarto de hotel, quizá estaba en una habitación en alguna institución mental, empezó a temblar y a llorar abrazándose así misma, pero en ese instante una sensación de paz y tranquilidad empezó a llenarla, de la calle dejo de escucharse cualquier sonido, no había nada, solo paz, mucha paz, levantó el rostro enjugado en lagrimas… y lo vio, Ulises, si, era él, su figura se recortaba sobre la ventana abierta, detrás de las cortinas, debajo de esta vio sus pies descalzos y cuando se movió, la cortina se abrió descubriéndolo todo…
Estaba desnudo, como esa vez, como la primera vez, y como todas las veces que lo había soñado en ese cuarto de hotel, en su rostro había mucha paz, mucha tranquilidad, se lo transmitió cuando le sonrió, extendió la mano y ella la tomó con delicadeza, con miedo, y con ayuda de él se levantó de la cama…
-Esto… esto no es posible-
-No, no lo es, pero así es-
-Estas aquí-
-Como otras veces-
-¿Qué estaba pasando?-
-Te amo, no podía dejarte ir, no sin que antes lo supieras-
Y lo abrazó, lo abrazó lo mas fuerte que pudo, Ulises le devolvió el abrazo pero mas dulce, mas suave y tierno, un abrazo lleno de amor…
-Dios te extraño tanto… - y volvió a llorar
-Lo sé, pero debes dejarme ir, debes vivir tu vida, no me olvides, solo eso te pido, no me olvides y yo viviré siempre contigo, no me olvides y siempre estaré contigo, siempre velare por ti, no me olvides, no dejes de amarme, porque yo jamás dejaré de amarte-
Se besaron, se besaron quizá, como nunca lo hicieron, con un amor y una pasión y una entrega que solo dos almas enamoradas pueden besarse, se amaron una vez más, por última vez…
Elena jamás volvió a ese cuarto de hotel, jamás volvió a llorar por Ulises y mucho tiempo pasó para que lo volviera a soñar, ella estaba libre, jamás se separaría de él, jamás dejaría de amarlo y, sabía que cuando el día llegará, estarían juntos y, esta vez, para siempre…
No hay comentarios:
Publicar un comentario