-Maldito seas… -
-No maldigas la bendición que has recibido-
-Bendición…? BENDICIÓN?¡¡¡ Llamas a esto bendición? Cuando arrancas parte de mi vida cada vez que yo… que yo… -
-Tu vida esta al servicio de Él, y Él decide que hacer y como hacerlo, yo solo soy el vehiculo de Sus Mandatos… -
-Al diablo Él y sus malditos deseos¡¡¡ -
-No blasfemes… Comprendo tu sentir, tu impotencia, tu enojo, pero verás que después de esta noche recibirás muchos dones, y obtendrás la Gloria en su Gracia… -
-Maldito seas ángel… Maldito seas… -
La habitación derruida era pequeña, vacía, más el vacío que sentía en el pecho era inmenso comparado solo quizá, con el tamaño del mundo, Jonah fue un gran hombre de negocios, un hombre exitoso, hizo inversiones arriesgadas y obtuvo influencia, dinero, posición… poder… quizá fue todo esto lo que lo condeno a volverse un mendigo, un paria de la sociedad que se alimentaba de sobras, cuando anteriormente gozaba de buena comida en los restaurantes más exclusivos, su cuerpo marchito lo cubría solo un saco renegrido por la suciedad, los pantalones ya no tenían el tamaño proporcionado, y sus pies descalzos tenían muchas heridas, por andar en las aceras calentadas por el sol durante el día, y frías por las noches…
Jonah lo perdió todo, pero no fue por un mal movimiento en la Bolsa, no por sufrir una decepción, ni por caer en un fraude o ser victima de un engaño o de sucumbir a una extorsión, no, Jonah cayó en desgraciada desde que empezó a escuchar esa voz dentro de su cabeza, quizá haya olvidado muchas cosas, la buena comida y los buenos lugares, así como la buena ropa, pero quizá lo que nunca olvidó fue el día que la escucho por primera vez… hace muchos años, primero le pareció un simple malestar, un susurro, muchas cosas pasaron por su mente, tuvo miles de ideas y se formulo miles de conjeturas, pero fue a finales del año cuando la escucho más claramente, cuando la voz le dijo lo que tenía que hacer…
Estaba fuera de uno de los mejores centros sociales, había departido con el Gobernador y su encantadora esposa, la cual paso la noche entera coqueteando con él, no era un hombre atractivo, pero su influencia, su poder y su posición, así como los miles de millones de dólares ganados en la Bolsa lo hacían un personaje irresistible, esperaba su auto en la acera mientras encendía un cigarro, la punta se ilumino y con ella parte de su rostro, entonces giro rápidamente como si su nombre hubiera sido pronunciado por detrás, no había nadie más que el portero el cual, al verlo voltear hacia él tomo su gorra por la visera e hizo un además mientras esbozaba una sonrisa, Jonah no dijo nada, se limito a mirarlo hasta que el ruido de su auto estacionándose frente a él desvío su mirada, el valet parking salio del auto y le entrego las llaves a Jonah quien deposito en la mano de este una buena propina, abordo su auto y haciendo rugir los 605 caballos de fuerza de su Porsche Carrera GT se perdió en las calles nocturnas…
Pasaban de la una de la madrugada, fumaba su cigarro mientras conducía cuando volvió a sentir otra vez esa sensación, giro sobre su asiento y el cigarro cayo de sus dedos, el calor en su entrepierna lo descontrolo y salio de la carretera en una frenética carrera la cual termino cuando el Porsche se estrello contra aquel árbol, recostado sobre el asiento, con el cinturón de seguridad aún puesto fue cuando la escucho definitivamente, ya no era una sensación, ya no era un susurro, era una voz… era La Voz…
-Has sido escogido para hacer Su Voluntad, sal del auto Jonah… -
Se quito el cinturón de seguridad y abrió la portezuela del auto, esta rechino mientras un vapor caliente sobresalía del cofre, trastabillo y se derrumbo a pocos metros del auto, con ayuda de sus manos se arrastro alejándose más y más del auto y, cuando estaba a bastante distancia la noche se ilumino con la luz y el calor del fuego, y la quietud de la noche se vio violada por el estruendo del auto que en ese momento estallaba, levantándose con mucho esfuerzo, doliéndose de sus extremidades y sintiendo un hilo de sangre en su sien vio el infierno en que se había convertido su Porsche… y otra vez la escucho…
-Jonah, desde esta noche estás muerto para la sociedad, para tu familia, para los amigos y las amantes, estás muerto para el mundo, porque a partir de esta noche harás la voluntad de tu Señor… -
-De que hablas… ?- pregunto al aire y miro en todas direcciones sin encontrar la procedencia de esa voz, la cabeza le dolió más, y la voz se hizo más potente en su mente…
-Hablo de que has sido escogido para hacer Su Voluntad y someterte a Sus Mandatos, llevaras la misión de sanar al enfermo, de levantar al invalido, de perdonar el pecado y de llevar Su Palabra a todos los oídos y a todos los corazones… -
-Hablas de… Dios… ?-
-Él tiene muchos nombres, llámalo como quieras… -
-Yo no creo en dios-
-El hecho de que no creas en algo no significa que no exista-
-Y que voy a hacer ahora? De que voy a vivir? Donde dormiré? Que comeré?-
-Todo lo que necesites Él lo proveerá, yo te acompañaré a cada paso y estaré contigo para que hagas Su Voluntad… -
-Y que eres tú? Un ángel?-
-Yo solo soy el vehiculo de Sus Mandatos… -
Y así Jonah se perdió en la noche, en un auto consumido por las llamas dejo su historia, su pasado… su vida, no más Jonah el exitoso, el hombre de mundo, el inversionista ni el poderoso, ya solo era Jonah, el mendigo, el paria… el sanador…
La primera vez que sintió el llamado fue en un túnel en el subterráneo, cuando otro mendigo como él pedía limosna, sostenía su peso en un rudimentario bastón y extendía la negra mano a los transeúntes quienes se apartaban de su camino, algunos con repulsión, otros simplemente ni se percataban de su presencia, tosía, y cada vez que lo hacía el sucio cabello se agitaba -Una limosna por favor… - decía, y la gente pasaba de largo, Jonah lo miraba desde el extremo opuesto del túnel, habían pasado solo tres meses desde aquel “accidente” había vivido estos meses en refugios para indigentes, comiendo sobras cuando deambulaba por la calle, y comida caliente cuando la noche caía y se refugiaba en esos centros de tristeza, sus ropas ya no eran lo que fueron en su tiempo, y la falta de aseo había maltrecho su figura y su presencia, había intentado contactar con amigos, con parientes, había intentado decirles que estaba vivo, que lo ayudaran, pero cada vez que lo intentaba la Voz lo atacaba, lo chantajeaba, lo incitaba, lo invitaba a que no lo hiciera, y después de tres meses se dio por vencido, entendió que nada podría hacer para escapar de ese ente pseudo-celestial, si es que lo era, y fue viendo a este mendigo que la voz le hablo, diciéndole que hacer…
-Acércate a él… -
-Para que?-
-Ayúdalo, no ves que esta muriendo?-
-Si es así mejor para él, no tiene nada en el mundo, la muerte sería una bendición… -
-Eso no lo decides tú Jonah, tu misión es solo la de sanar, la de curar, perdonar y llevar Su… -
-Si si si, ya lo se, me has venido diciendo eso mes tras mes… -
-Solo acércate a él, y sabrás que hacer… -
Y Jonah lo hizo, cruzo el mar de gente que caminaba con pasos apresurados y se planto frente al mendigo…
-Hermano, ayuda a este hermano que ha caído en desgracia- le dijo el mendigo, al ver sus ojos Jonah vio su alma, la del mendigo y la de él, entonces supo que hacer, aunque no sabía que sabía, saco la mano izquierda del desgarrado bolsillo de su pantalón y le toco la frente, algo parecido a una descarga eléctrica nació en su corazón y bajo por su brazo hasta la frente del mendigo, este se estremeció y se convulsiono, el bastón cayó al suelo y su cabello se electrifico, la gente que antes ignoraba al mendigo gritaba horrorizada, corrieron en diferentes direcciones alejándose de la escena, un resplandor envolvió los dos cuerpos y descargas eléctricas estallaron por doquier… hasta que finalmente Jonah lo soltó…
Jonah vio su obra, el mendigo yacía a sus pies inconciente y el bastón había caído a muchos metros de ellos junto a la pared del túnel, la gente lo miraba, se había formado un circulo alrededor de ellos y Jonah sintió las miradas de todos… y vio sus almas, vio sus temores, sus pecados, escucho sus más hondos secretos como un coro de voces infernales que le gritaba -Cúrame, perdóname, escúchame, ayúdame, sáname, consuélame, levántame, ilumíname, glorifícame, bendíceme… sálvame… - y no lo soporto, se cubrió los oídos y se alejo corriendo frenéticamente como un loco, y no vio en que acabo su obra, no vio al mendigo sentarse en el suelo un momento, no lo vio levantarse y no lo vio irse caminado sin ninguna ayuda más que la de sus dos piernas, el bastón quedo en el lugar donde cayó y de ahí no se movió en mucho tiempo…
En un viejo edificio casi derrumbado Jonah encontró un techo, lucho contra vándalos con la única arma que tenía, sus palabras, las palabras del Señor, y más de una vez se vio sometido, se vio humillado, golpeado, herido y dejado por muerto, y más de una vez se pregunto si era esto lo que el Señor deseaba para él, lo que Él quería para él, y en más de una ocasión no obtuvo respuesta, su cuerpo adelgazaba, su mente se perdía y divagaba, la suciedad lo cubría mientras que su cabello y la barba crecía más y más, sus ropas se desgarraba y su valor y su esperanza moría, él moría cada noche, cada día, con cada obra Jonah perdía parte de su vida, aún con toda la inmundicia encima no aparentaba su edad, ya no era el hombre de treinta y cinco otoños, su aspecto, debajo de la suciedad asemejaba un hombre de sesenta, pero su corazón lo sentía de cien…
Y realizo muchas otras obras, curo a otro enfermo, un hombre de mediana edad en la sala de espera de un hospital de beneficencia, cuando el mismo Jonah había ido a solicitar tratamiento por las heridas sufridas en el campo de batalla que es la calle, en esa ocasión por poco el cuerpo de Seguridad lo atrapa, pero su cuerpo había quedado electrificado y al tratar de sujetarlo fueron lanzados muchos metros en el aire, en otra ocasión fue una joven madre quien se drogaba bajo un puente, Jonah extrajo el veneno de sus venas y con su obra la joven mujer recordó al pequeño niño abandonado en su humilde hogar, la siguiente fue una pareja de asaltantes en una tienda “Abierta las veinticuatro horas” su voz se había hecho más potente, más profunda, no hubo necesidad de tocarlos con las manos, su voz fue suficiente para que los hombres dejaran las armas y echaran a correr con lagrimas en los ojos, más no así para Jonah, quien a pocos metros de la tienda estallo en llanto por los fuertes dolores en el pecho, en los brazos, en las piernas y en cada nervio que poseía, en un viejo edificio casi derrumbado Jonah maldijo al ángel y maldijo su vida, maldijo al Señor y Su Obra, Su Voluntad, y en esa pequeña habitación derruida el ángel le dijo que sería glorificado con su ultima acción, la cual, como siempre, no sabía Jonah cual sería…
Así pasaron seis años…
Seis años sin escuchar al ángel, seis años solo haciendo lo que había aprendido a hacer, seis años de malestares, de pesares, de sufrir viendo el alma de los que lo rodeaban, viendo sus pecados y escuchando sus secretos, estaba a punto del colapso, estaba muriendo, justamente como aquel mendigo a quien curo en la primera oportunidad…
El año estaba llegando a su fin, era la ultima noche del año, un año acababa y Jonah esperaba que con el acabara su sufrimiento, sobre un puente veía el agua congelada, a sus espaldas había luces, y risas, y música, y alegría, era un tiempo de regocijo, más no para Jonah, para él solo había dolor y sufrimiento, sabía que no sería tan difícil, subirse al borde y solo sería cuestión de dar un paso y todo el dolor y todo el sufrimiento acabaría, sería atentar en contra de la voluntad del Señor, aunque Jonah había aprendido, si es que así era, que el libre albedrío no existía, sino que todo es parte de su Voluntad, en ese momento Jonah, por extraño que pareciera recordó una frase que su madre solía decir, aquella de “No se mueve la hoja del árbol sino es por la voluntad del Señor” recordó esto y Jonah sonrío, sonrío como no lo había hecho antes, como si hubiera olvidado sonreír, entonces subió al borde y se decidió, pensó que al final no importaba lo que él decidiera hacer con su vida, Él ya lo había decidido, pero un grito a su espalda lo hizo voltear rápidamente, un grito como nunca antes había escuchado…
Una mujer al otro lado era quien gritaba mientras era sujetada por un hombre y, metros más allá, el hielo mostraba una abertura, se había partido como las frías fauces de un demonio y en el centro de esa endemoniada boca un pequeño cuerpo luchaba por salir, Jonah no lo pensó, bajo del borde y corrió lo más rápido que pudo hasta la orilla donde la mujer desgarraba su garganta con suplicas, el pequeño cuerpo salía a la superficie pero era engullido nuevamente, Jonah llego hasta la pareja y camino por el hielo, crujía bajo sus pisadas, resbalo en dos o tres ocasiones pero llego hasta la pequeña niña, metió las manos a la fría oscuridad y sintió sus ropas, jalo con todas las fuerzas que tenía pero el peso muerto de la niña lo hacía cada vez más difícil hasta que la perdió, Jonah no lo pensó nuevamente, se arrojo dentro de esas fauces y en la oscuridad y muy profundo sintió el cuerpo inerte de la niña, la sujeto lo más fuerte que pudo y nado, nado furiosamente sintiendo puñaladas frías en su cuerpo, en su piel, en sus pulmones… en su corazón, hasta que la helada oscuridad dio paso a una noche estrellada, había llegado a la superficie…
Emergió como una horrenda criatura llevando en sus brazos la victima de su perversión, llego hasta la orilla y puso a la niña en el suelo, la chaqueta rosa estaba congelada, así como la sangre en sus venas, los labios amoratados, la piel pálida y los ojos inexpresivos, la madre lloraba, el hombre intentaba reanimarla… pero sin éxito, y Jonah supo que hacer, aún cuando no sabía que sabía, se arrodillo junto a la niña y con la mano toco al hombre, este sintió calma, sintió paz, se aparto y Jonah coloco la mano izquierda sobre el pecho de la niña, poco a poco sus labios adquirieron el tono normal, su piel recobro su color y poco a poco sus ojos se encendieron a la vida, la madre estallo en llanto agradeciendo al Cielo el milagro, el hombre abrazo a la niña y la cubrió con su chaqueta, la madre se arrodillo junto a los dos y los tres se abrazaron…
El hombre se volvió, buscando a Jonah, sabía que había sido él y nadie más quien había hecho el milagro, lo encontró a unos metros de ellos arrodillado en el suelo, con las palmas abiertas hacia arriba y la cabeza sobre el pecho, el hombre dejo el abrazo y se acerco al Jonah, le toco el hombro y Jonah cayó de espaldas, había obtenido la gloria con su ultima obra…
NHADYE
30/07/09
1 comentario:
En primer lugar te felicitaré sinceramente porque me doy cuenta de que vas mejorando tu narrativa, haciendo que esta historia tenga las curvas necesarias para resultar interesante.
¿Quién era Jonah, un esquizofrénico con dones o realmente uno de esos "profetas"? Lo que a mí me agrada es que daba de sí mismo para curar a los demás, no sólo era tener el poder y ya, seguir como si nada... también me resulta interesante el giro tan drástico en la vida del tipo este, tal cual es la existencia: extrema, cambiante, sorprendente...
Bites & Bloody Kisses.
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