Tiene miedo, se ve en sus ojos, yo la miro desde fuera, en la ventana, suspendido en el aire, pero no puede verme si yo no lo permito, en el cielo estrellado revienta un trueno, y ella casi salta de su cama de blancas sabanas, es desesperante, tanto para ella como para mi, puedo oír sus latidos, cada vez mas acelerados, su pecho subiendo y bajando rápidamente, y sus pezones emergiendo bajo la fina bata rosada.
Y yo desespero, quiero tenerla, poseerla, quiero su piel, su carne, su sangre y su vida, se que siente que estoy aquí afuera, y por eso no puedo dormir, pero la naturaleza esta a mi favor, y los elementos y el clima mismo... llueve.
La lluvia que comienza a caer lentamente la conduce, de igualmente, lentamente al sueño, escucho nuevamente sus latidos, que bajan de intensidad, siento la sabana cubriendo su piel, y, después de unos minutos, pocos, pero eternos para mi, se queda profundamente dormida.
Finalmente abro su ventana, no me permito hacer ruido, no debo hacerlo, no después de todo lo que he esperado por ella, se que hubiera sido mucho mas fácil entrar en su mente y dormirla, pero no seria divertido, donde esta el acecho, donde esta la caza, se que no es muy loable entrar a hurtadillas en su habitación donde ella duerme casi desnuda, pero será así, así lo he decidido.
Llego a su cama, y gracias a mis poderes puedo ver en la oscuridad, sus ojos se mueven ligeramente, debajo de sus parpados sin rastro de maquillaje, sus labios muestran una leve sonrisa, como si el miedo que había sentido anteriormente solo hubiera sido... un mal sueño.
Con suavidad rozo su mejilla, mis dedos fríos la estremecen, suspira hondamente, de su mejilla paso a su cuello, lentamente, muy lentamente, descubro su hombro y mi mano lo abarca por completo, bajo la mano, deslizando la sabana que la cubre, observando nuevamente sus pezones erectos, por la excitación y el frió.
Finalmente la despojo de la sabana, las manos entrelazadas frente a su rostro, las piernas cerradas, encogidas, como adoptando una posición fetal, pero es necesario hacerla vivir, despertar dormida.
Me apropio de uno de sus pechos, y su estremecimiento es mayor, muevo la mano en círculos y sus mejillas se sonrojan, las rodillas se tallan una contra la otra, empieza a gemir, con el leve tacto de mi mano.
Es hora de ser mas osado, sin que despierte la coloco boca arriba y descubro sus pechos, sus pezones erectos, oscuros, contrastan contra su piel clara, jugueteo con ellos entre mis dedos, y sus respiración es mas agitada, no al punto del clímax, aunque creo que no falta poco, (veamos de que manera reacciona ahora).
Mis labios se posan sobre sus botones oscuros, primero casi con miedo, con inseguridad, como un amante novato en su noche de estreno, pero después, surge el llamado de la sangre, y mis colmillos aparecen, muerdo ligeramente cada botón y los hilos carmesí comienzan a correr, como ríos de un bosque discreto, el dolor parece agradarle, se queja el primer ataque, pero no opone resistencia, sus manos están aferradas a las sabanas, y su cabeza se mueve a izquierda y derecha, disfrutando la mezcla de dolor y placer que esta sintiendo.
La sangre en mis labios ha hecho que se encienda el inmortal que desde hace siglos vive en mi, pero también no puedo negar que fui humano, o tal vez aun lo soy, así que mientras me alimento de ella, mis manos descienden por sus costados, levantando su camisón de seda rosada, mis uñas acarician sus piernas, hermosos monumentos de blanco mármol, escondiendo en su arco de triunfo un secreto tan intimo que, ningún ser, ya sea mortal o inmortal ha podido poseer... hasta ahora.
Mi lengua baja por su vientre, mientras que mis manos no liberan de ninguna manera sus pechos hirvientes, ligeramente sangrantes, pero he de soltarlos, para poder liberar ahora la selva dorada que habita en su entrepierna, su sexo ya exhala su perfume erótico, y, para un vampiro de antes del tiempo, de antes del Diluvio, ese aroma es una invitación, es mucho mas atrayente que su sangre, o su vida, es la llamada animal del instinto de procreación, desgraciadamente, hace igual numero de siglos que perdí la oportunidad de ser padre, así que debo conformarme solo con el placer, placer que antecede a la muerte... y a la vida, pero no puedo evitarlo, no puedo evitar abrir sus piernas y hundir mi rostro entre ellas, jugar con ese nuevo botón, bebiendo sus jugos que se desbordan por sus rosados pliegues, es el éxtasis para ella, esta viviendo, y su sangre se activa por todo su cuerpo, sus labios se pintan de un rosa pálido, y lentamente suben de color e intensidad, mi dedo no puede evitar hurgar esa intimidad, sentir su calor, no solo por el medio de alimentarme de su sangre, si no también con su tacto, quiero recordar lo que era estar vivo, y solo así, con el placer de otros podré recordarlo.
El clímax llega, se estremece y se convulsiona, grita y respira con dificultad, araña las sabanas y sus dedos se sueltan para alcanzar mis cabellos, se aferra a ellos y restriega mas mi rostro entre sus piernas, hasta que termina, se deja caer sobre la cama, con las piernas ampliamente separadas, los pezones negros como el acero, y una sonrisa pintando su rostro, su bello rostro.
Así quedo cuando la deje.
Así es amigo mío, no puede hacer nada contra ella que no fuera amarla, ella ha sido la única que ha soportado mi ataque sin despertar, se que debí alimentarme de ella, pero no pude hacerlo, ya en otras ocasiones practique este juego sensual con otras, pero siempre despertaban antes de terminar, y al verme ahí, entre sus piernas, con los dientes y los labios pintados de rojos, dejaban el placer para entregarse al horror, y gritar a los cuatros vientos que el "demonio" estaba en su cama, y tenia que hacerlas callar, pero ella no, ella pudo terminar y continuar dormida, su sangre estaba activa en su cuerpo, y debí alimentarme de ella, pero simplemente amigo mío... no pude hacerlo.
Y si quieres saber el final de esta historia es que no tiene final, esta noche volveré a su habitación, y esperare a que duerma otra vez, y volveré a recordar lo que era estar vivo, con el despertar de su vida, mientras esta dormida.
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