La casa estaba en las peores
condiciones que pudiera haber, construida cientos de metros bajo la superficie
del planeta, junto con otros cientos de casas en las mismas
condiciones; en la superficie una poderosa tormenta helada arremetía, inmisericorde, contra las paredes de la montaña que se
negaba a caer.
Dentro, un corazón
igual de fuerte mantenía su esperanza; solo eso le quedaba.
Su madre hacia lo posible para que la
familia se mantuviera en pie, la casa, apenas un cuartucho,
proporcionaba un poco de calor y refugio en
una época donde la vida como la conocían había desaparecido, la hija menor trataba de ayudar a su madre
en los quehaceres del hogar, pero la falta de alimentos y las condiciones en
las que vivían mermaban las fuerzas de cualquiera.
Pero él no perdió la esperanza,
confiaba en él ¿Qué hermano menor no confiaba en su hermano? Además había sido
escogido para una empresa mayor a la que cualquier otro podría haber sido
seleccionado; no podía sentirse menos que orgulloso.
Su hermano salvaría a todo el mundo. No sabía cómo,
pero lo haría.
Nadie creyó que el Fin del Mundo
sucedería en realidad, muchos pensaban en el cambio climático, el calentamiento global y el colapso de la Humanidad como un cuento
infantil, algo que jamás podría suceder. Sucedió.
Ahora Tommy miraba por la ventana en
espera del regreso de su hermano, y con eso la salvación de toda la Humanidad.
El enorme patio era oscuro a esa
hora, lo único que podía ver eran las luces que escapaban por las ventanas de
las demás casas, todas igual de tristes y precarias. Pero entonces a lo lejos
un punto de luz comenzó a hacerse más y más grande; Tommy supo que era antes de
verlo por completo.
No, no estaba equivocado, un auto de
llantas gruesas y carrocería color verde,
igual al que se llevó a su hermano se detuvo
frente a la puerta, de un costado descendieron varios hombres vestidos con
uniforme militar, dos de ellos ayudaron a bajar a un tercero y cargándolo, casi arrastrándolo lo llevaron hasta la puerta.
-!Mamá, mamá, está aquí, regresó!-
gritaba mientras corría a la puerta; su madre mostró
tranquilidad al saber que su hijo mayor regresaba a casa, a su hijo menor lo miró con ternura pero también con cierta
tristeza, ella no compartía la esperanza de su pequeño hijo.
El niño abrió la puerta antes de que
los soldados tocaran, al abrirla vio el rostro de su hermano, aunque no se
parecía nada a como lo recordaba.
Sin esperar invitación los soldados
entraron en la casa y dejaron a Mathew en un desbalijado sillón; otro hombre
hablaba con la madre de Tommy, estaba serio y aunque su tono de voz era fuerte
trataba de hablar en voz baja.
Su madre hizo una reverencia al
general y este, levantado la mano sobre su frente como saludan los militares se
adentró en la oscuridad,
seguido por el resto de los soldados.
En el sillón Mathew descansaba, se
veía más viejo que cuando salió cinco días antes, pero a Tommy no le importaba; su
hermano había regresado, solo eso importaba.
La madre de ambos se sentó a su lado
tomándole las manos. Mathew apenas sintió el tacto de su madre, esbozó una
ligera sonrisa y ahí mismo en el sillón cayó dormido.
Tommy tuvo que esperar a que su
hermano recuperara fuerzas; dos días enteros, Mathew solo hablaba con su madre,
a su hermano menor lo evitaba por completo.
Al final del tercer día Mathew reunió
a la familia en el comedor de la casa, ahí estaban todos esperando saber qué
era lo que había pasado, qué había hecho Mathew ¿Había salvado a la Humanidad
como se lo dijo a su pequeño hermano? ¿Por qué seguían bajo tierra? ¿Cuándo
saldrían? Qué había pasado...
-Bueno familia... - dijo con seriedad -Antes que nada quiero decir que me alegro mucho de estar
aquí, fueron muchos años de pruebas y estudios, de cometer errores, pero todo fue
para salvar a la Humanidad; quiero
decir que en ese sentido fue un éxito,
pero no sin consecuencias, no sin sacrificios-
-¿De qué hablas?- preguntó Tommy y su hermano lo miró
fijamente, entonces empezó el relato, uno que se contaría durante los años
venideros.
Cien años después de la caída del
Hombre un fantasioso proyecto empezó a gestarse en las mentes más inteligentes
y poderosas
del Mundo, un proyecto tan
ambicioso que la mayoría cooperó para que viera la luz.
Durante meses analizaron decenas de
teorías, experimentaron con diversas opciones hasta que dieron con la solución,
después trabajaron otros años más en la construcción del aparato para lograr el
objetivo.
Viajar por el tiempo.
Doce años después el proyecto vio su
fin; habían creado un extraño vehículo que podía viajar al pasado, a una fecha
específica y regresar al mismo lugar de partida, lo que demostró que no solo viajaba
al pasado sino también al futuro, cuestión importante para el éxito de la
misión, solo faltaba encontrar quien viajaría en ella, quién sería el viajero
del tiempo.
Después de cientos de entrevistas,
después de decenas de pruebas al final solo quedo un hombre, Mathew.
El vehículo era una esfera de metal
colocada en un túnel circular, la cual fue impulsada por medio de aire a
presión; con esto la esfera fue tomando velocidad en una espiral sin fin
obligándola a vibrar por la fuerza centrífuga, electromagnetismo, electroestática, electricidad, todo
eso provocó que se abriera un
agujero de gusano en el espacio-tiempo, lanzando a la esfera y su viajero a una
fecha programada previamente. Mathew no sabía cómo era posible llegar a una
fecha específica, pero la esfera podía hacerlo.
Al haber realizado todas las pruebas
posibles no había nada más que hacer que ser lanzado al pasado.
Mathew le narró a su familia su
llegada al pasado, 1880, cuando se gestaban grandes cambios en la nación, ahí
se entrevistó con sus gobernantes, les habló de reciclaje, fomentó el uso de
energías renovables, así como una cultura de respeto a la Naturaleza, sus
habitantes naturales, sus espacios; mantener el equilibrio. La vida y el futuro
de la Humanidad dependía de ello.
Fueron tres años de intensa labor, de
convencimiento de masas; se topó con resistencia, no lograron hacer mucho. A
mediados del cuarto año Mathew logró un verdadero cambio,
consiguió que el Hombre abriera los ojos y entendiera que su vida se iba con el
de su mundo.
Regresar no resultó tan
fácil, por fortuna hizo amistad con un hombre que empezaba con sus primeras
investigaciones en los campos de la física y el electromagnetismo, y resultó
ser un apasionado de la vida de Mathew, quien ya era conocido en todo el mundo.
El nombre de aquel hombre
era Emmett McFly, su nivel de inteligencia era la de un doctor en física y
estaba muy interesado en saber cómo había llegado Mathew hasta ahí; aunque a la
mayoría de la gente le ocultó su origen o mejor dicho, su procedencia, no pudo
hacerlo con el buen científico; le contó todo.
Mathew llevaba con él una
serie de instrucciones y opciones para lograr el regreso a su tiempo, y fue
gracias a la ayuda de McFly que pudo hacerlo.
Poco más de un año duraron
las pruebas, pero con cada día que pasaba la posibilidad de regresar se
concentraba, cinco años después de su llegada Mathew estaba listo para regresar
a casa, con su familia, con su hermano menor que jamás había perdido la
esperanza en él.
Adaptaron varios tramos de
una vieja vía de tren a un túnel de acero, del mismo tamaño que la esfera, está
fue impulsada al túnel gracias a la fuerza de un poderoso cañonazo, la fuerza
centrífuga, las vibraciones y las energías resultantes lograron que regresara al
flujo del tiempo y, con esto, a casa.
-Y así fue como la
Humanidad aprendió a vivir y convivir con su mundo, a ser más consciente de lo
importante que es usar energías renovables, a reciclar, todo con tal de
preservar sus recursos y tener un futuro más cálido y brillante-
Todos guardaron silencio,
nadie se atrevía a poner en duda las palabras del hombre que había viajado al
pasado para asegurar un mejor futuro.
-Pero... - dijo Tommy
rompiendo aquel silencio -Si cambiaste el pasado ¿Por qué seguimos aquí? Todo
tendría que haber cambiado, no tendríamos que seguir bajo tierra, el clima
debió cambiar, el mundo tendría que ser otro ¡¿Por qué todo sigue igual?!-
Un momento más de silencio.
Mathew se levantó de la silla y dando vuelta a la mesa se arrodilló junto a su
pequeño hermano. Lo miró con ternura pero también con tristeza, justo como lo
había hecho su madre.
-Tommy... dije que hubo que
hacer sacrificios- dijo con el tono más paternal que pudo encontrar -Quienes
planearon todo esto tenían la misma esperanza que tú, que al cambiar nuestro
pasado mejoraría nuestro futuro, pero también consideraron que podría
producirse una paradoja-
-¿Paradoja?-
-Entiende esto Tommy y
entiéndelo bien, al cambiar nuestro pasado cree otro futuro, uno donde no habrá
inundaciones, tornados o tsunamis, nada de olas de calor ni cambios drásticos
en el clima, no habrá animales en peligro de extinción, un futuro donde todos
vivirán en armonía con la Tierra hasta que la misma Naturaleza dicte que debe
terminar.
Si Tommy, salve el futuro
de la Humanidad, y el sacrificio fue que nosotros tendremos que seguir pagando
por los pecados de nuestro pasado-
Tommy guardó silencio, miró
a su hermano con la misma tristeza que todos tenían en el rostro, abrió los
brazos y lo estrechó fuertemente, no había nada más que decir.
Su hermano había salvado a
la Humanidad, solo eso importaba.